𝗧𝗪𝗘𝗡𝗧𝗬 20

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Habían pasado tres desde que visitaba cada día a Olivia en el cementerio, es doloroso decir que todos los días podía ir a su habitación a verla jugar y ahora la tengo que visitar en un cementerio oscuro y triste.

Estaba sentado en el sofá de la sala de mamá, no la venía a visitar desde aquella vez que la ví. Se acercó junto a mi trayendo una taza de té para extenderla con una sonrisa — Cuidado está caliente — Asenti para tomarla, ella se sentó junto a mí para tomar su taza de té — ¿Cómo está T/n? — Me miro esperando una respuesta.

— Normal. Varias veces le dije de ir al cementerio conmigo pero se niega, es como si no extrañará a Olivia, que egoísta es — Me queje, ella actúa como si nada de lo que pasará le importara.

— Aidan — Me miro seriamente mi madre — Apenas a pasado tres meses desde la muerte de Olivia, como quieres que este — Sus ojos se cristalizaron — Deberías de acompañarla, estar con ella. Esto es muy difícil para una madre

— Trato de entenderla, pero acaso crees que esto no me afecta a mí también, amo a Olivia y por eso la voy a ver todos los días — negó con la cabeza para llevar su mano a mi mejilla

— Quizás no esté bien que vayas todos los días, eso será peor, debes intentar superar todo esto. Olivia siempre va a estar en nuestros corazones — Nadie entiende nada, Olivia me necesita, no puedo dejarla ir, se lo prometí.

— Soy un adulto, se lo que hago. Le prometí a Olivia que nunca la dejaría y estoy trato de no romper la promesa — Me puse de pie para tomar mi abrigó y salir de ahí, llegué a una jugueteria.

Entre y sonreí al ver el peluche favorito de Olivia, el que siempre compraba aunque sea una copia a los demás peluches. Lo compre y lo envolvieron en una bolsa de regalo, salí de la tienda para caminar unas cinco cuadras hasta llegar al cementerio.

No faltaba mucho para cierren el cementerio así que debía entrar rápido, me pasee por todo el cementerio hasta que encontré la tumba de Olivia. Las flores estaban marchitadas ¿Pero cómo? Si ayer las cambie. Me senté sobre el suelo y quite las flores de encima de la tumba.

— Olivia — Comencé a quitar varias hojas que por el otoño cayeron encima de la tumba — Te traje tu peluche preferido, se que no es el mismo linda pero prometo que encontraré tu peluche. Estoy seguro que está en tu cuarto. — Las luces del cementerio se encendieron ya que estaba oscureciendo.

— Si te preguntas dónde está T/n ella no vino hoy, estaba algo... Ocupada — Rodee los ojos — O quizás no le agrada estar aquí, en fin es T/n, pero tranquila ella aún sigue recordándote

— Disculpe, pero el cementerio está apunto de cerrar — Me di la vuelta encontrandome con una mujer de traje de seguridad

— Solo será un minuto lo prometo — Negó para mirar el reloj que llevaba en la muñeca

— Lo lamentó, ni un minuto más — Fruncí el ceño — La hora de visita acabo, mañana por las mañana estará nuevamente abierto

— Olivos no se puede quedar sola, le da miedo la oscuridad — Frunció el ceño como si no entendiera a qué me refería

— Lo lamento pero tengo órdenes de revisar que no haya nadie más en el cementerio y usted es la única persona, debe irse. Mañana podrá volver — Molesto deje el peluche sobre la tumba y mire por última vez está para caminar detrás de la mujer de seguridad.

Estar en la triste casa es lo que más odio, tener que sentarme sobre el sofá y esperar a que sea mañana nuevamente y poder ver a Olivia. Ahora ella es mi única felicidad, no hay nada más que me haga feliz.

— Ya volví T/n — Cerré la puerta y dejé mi abrigo sobre el respaldo de la silla — T/n ¿estás en casa? — Camine hacia la habitación nuestra pero no estaba, quizás en el baño, dónde tampoco estaba. Último lugar donde busco.

La habitación de Olivia, no estaba ahí. ¿Dónde está? Pero fue más raro aún que en la habitación de Olivia falten cosas, como libros de ella y dibujos que pegaba sobre la pared. — ¡T/n! — Grite desesperado para salir de la habitación de Olivia

— Aquí estoy — Mire a T/n la cual tenía una caja de cartón sobre sus manos y el cabello recogido

— En la habitación de Olivia faltan muchas cosas — Me acerque a ella

— Si, yo las quite — Me dió la espalda para entrar a la habitación de Olivia ¿Las quito? Cómo era posible que las haya quitado, son pertenencias de nuestra hija eso no estaba bien

— ¿Co-Como qué tú las quitaste? — Entre a la habitación detrás de ella, dejo la caja sobre la cama y comenzó a guardar peluches y ropa de Olivia dentro

— Decidí que debemos guardar algunas cosas — Me miro — Se que es muy pronto pero no puedo ver está habitación así, cada noche que despierto no puedo pasar sin mirar la habitación y recordar todo lo que sucedió — Sus ojos se cristalizaron

— ¿Qué te pasa? — Le quite el peluche que estaba por guardar en la caja — Todo esto es de Olivia, a ella no le va a gustar que guardes esto.

Frunció el ceño — Aidan debes entender que Olivia ya no está aquí, ella está en un lugar mucho mejor. Siempre va a ser nuestra niña pero todo esto... Solo me trae muchos malos recuerdos, necesito superar lo que pasó — Negué para quitar la ropa de la caja y volver a ponerla dentro del armario

— Acaso ya no quieres a Olivia, eres tan egoísta T/n. Olivia es nuestra hija y ella se siente muy sola en aquel cementerio — Me miró atenta — Jamás la vas a ver, parece como si la quisieras olvidar para siempre

— No claro que no, amo a Olivia pero si seguimos así esto nos puede afectar y lo digo por mi misma — Seco algunas lágrimas — No quiero seguir llorando por las noches o no comer por días. No quiero que esto me afecte más

— Entonces no mereces el amor de Olivia — se alejó de mí — No mereces tener a Olivia como hija, ella necesita todo nuestro amor y afecto pero tú — La apunte — solo la quieres olvidar para siempre. Eres una mala madre

𝐌𝐢 𝐃𝐮𝐥𝐜𝐞 𝐎𝐥𝐢𝐯𝐢𝐚 #2 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora