Tony se sentó pesadamente en el comedor durante el desayuno. Pepper y su madre compartieron una mirada de extrañeza. Parecía no haber dormido nada; debajo de sus ojos se dibujaban unas ojeras y su gesto era uno de abatimiento.
—¿Tuviste pesadillas, querido? —preguntó su madre.
Tony la miró, pero no estuvo seguro de como tipificar su sueño. De alguna manera, sí, había sido una pesadilla. La soledad era una de las cosas que más miedo le daban, aunque pocas veces tuviera el valor de aceptarlo.
—¿Tiene que ver con el chico de tus sueños? —preguntó Pepper.
—¿Qué chico de sus sueños? —preguntó María.
—Un chico con el que ha estado soñando, Tony considera que es su pareja ideal.
—Oh, ¿y lo conoces?
—Es un sueño, mamá —respondió Tony, finalmente —. Solo eso y como tal no tiene que aparecer todas las noches.
—¿No soñaste con él esta vez? —Pepper apuntó aquello con perspicacia.
Tony la miró con los ojos entornados.
—Supongo que la gracia terminaba en tres días —dijo y le dio un largo trago a su taza de café.
Era una lástima, a decir verdad. Habría dado media vida por poder pasarla dormido a lado de Steve. Al pensar eso se dio cuenta de la gravedad del asunto, de lo inmerso que estaba en una relación que no era una relación, ni podría serlo, porque, para empezar, Steve no existía. Era una mera creación de su inquieta imaginación. Era peor que estar enamorado de un personaje de ficción.
—Necesitas un baño de realidad —le dijo Pepper por, quizás, vigésima vez.
María dio un respingo y sonrió.
—¿Por qué no sales con Justin? Puedo llamarle por ti, si eres tímido.
Tony negó con la cabeza.
—Vamos, cariño, si no te gusta, te prometo que no lo invito a la fiesta de Navidad.
—Tal vez no es mala idea —dijo Pepper a quien comenzaba a preocuparle la salud mental de su amigo y jefe —. Al menos para distraerte, tomar una copa, bailar...
—¿Es en serio, Pepper? —Tony la miró con una ceja levantada. Para ella Hammer tampoco era una pera en dulce. En el trabajo, su empresa, siempre era un incordio y la competencia era tan obvia que estaba seguro que ella sabía las intenciones detrás de esa cita.
—Sólo es una cita, no tienes que casarte con él... aunque seguramente eso le vendría bien —dijo ella comprobando lo que el mismo Tony pensaba.
—Di que sí, cariño —insistió María.
—¿Sí a qué? —Howard apareció entonces en el comedor con el periódico en la mano, todavía en bata y pantuflas. María lo puso al tanto y frunció la nariz con desagrado —. No, no, ya te dije que mi prospecto es mejor.
—Howard, el muchacho desapareció —le recordó María —. Tal vez, sólo lo soñamos.
—Te habrías roto la cadera si hubiera sido un sueño —apuntó Howard.
Tony suspiró, ahora podía pensar que eso de imaginar ideales en los sueños era una cuestión hereditaria.
—¡Pero lo encontré ayer! — dijo Howard triunfante —. Estaba en la fuente de Lady Di, dibujando. Por cierto, lo hace muy bien, quizás es pintor o diseñador o algo así. ¡Es el destino! ¿No lo ves, María? Lo invité a la fiesta de Navidad, así que aquí estará.
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El Deseo
FanfictionSteve y Tony están tan cerca uno del otro que podrían tocarse, pero para poder encontrarse necesitarán más que solo desearlo. STONY Basado en la película In my dreams