CAPITULO IV

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"ayuda"

Habían pasado los días; el azulado cada día le llevaba un pequeño ramo de flores diferentes a la Omega.

Cada día se esforzaba por demostrar sus sentimientos a la rosada, pero esta solo lo ignoraba.

Así pasaron las semanas, y con esta, se acabó el verano y empezaba el invierno.

Eso significaba época de invierno y que se aproximaba la primavera.

Sin esperar más, el azulado comenzó con su trabajo de cacería. Debía de juntar la suficiente comida para el invierno.

Tal vez sus planes de aparearse en la primavera se veían lejanos, ya que su compañera no mostraba apoyo en absoluto a la idea de formar su pequeña manada.

Se había alejado de su hogar; buscaba las praderas donde pasaban los ciervos con dirección al sur. Eran uno de los mejores banquetes para su raza.

No se había percado que invasores habían ingresado a su territorio; werehogs de otras manadas sabían de la existencia de un alfa que vivía en el bosque.

La rosada notó aquellas presencias nuevas; sabía que significaban peligro o tal vez su oportunidad de escapar.

Escucho como aquellos pasos se acercaban más; si era astuta podría escapar sin problema.

Observó atentamente como aquella roca que tapaba la entrada de la cueva era removida.
Para observar a 3 werehogs desconocidos para ella.

Por instinto se lanzó en busca de ellos; sabía que por naturaleza no le ganaría a esos 3 alfas, pero si creaba una distracción perfecta tal vez escaparía.

Con sus garras raspó el suelo, para luego la tierra que tenía entre las garras lanzarla a la cara de unos de los alfas, dejándolo fuera de combate.

A una pequeña distancia vio una trampa de cazadores; sin dudarlo corrió en dirección a esta.

Cuando estuvo enfrente de esta, dio un gran salto evitando la trampa; para mala suerte del alfa que le seguía, cayó directo en esta.
Siendo atrapado en esto.

Mirando su trabajo, se sintió orgullosa por sí misma; ella pudo contra alfas; creía que no era necesario un alfa para que la cuide; ella misma siendo omega lo había logrado.

Cuando pensaba irse de aquel lugar, no se había percatado de que había un alfa más ahí.

De repente se vio cayendo al vacío que había ahí. Un gran alfa azabache la había empujado.

Se había lastimado una de sus patas; cuando fue empujada, con dificultad se fue de aquel lugar... ¿Lo bueno? Que por fin había escapado.

¿Lo malo? Es que había terminado lastimada; debía llegar a un lugar seguro antes que caiga la noche.

El werehog azulado, antes de irse de su hogar, sabía que algo malo podía pasar. Cuando llegó a ese lugar, sabía de la existencia de una aldea werehog cerca.

Pero nunca tuvo la intensión de ir a conquistar esa aldea, sobre todo para no provocar malos entendidos.

Luego de un día largo de caza, había decidido regresar a su casa.
Cuando llegó noté la presencia de muchos olores de werehogs diferentes.

Fue corriendo donde estaba supuestamente la Omega, para darse con la sorpresa de que esta ya no estaba.

Con la desesperación que comenzó a tener, trató de localizar a la Omega.

Aún captaba el olor de aquella Omega rosada; solo esperaba encontrarla antes que todo se volviera oscuro.

La rosada ya no podía seguir; tenía las patas tan lastimadas, que caminar se le hacía complicado.

Se percató que alguien estaba entre los arbustos. Por primera vez se sintió feliz de ver a aquel alfa.

Era tanto su entusiasmo que sin dudarlo fue contra este para comenzar a darle besos por su rostro.

Tal vez su rebeldía muchas veces la metía en problemas y siempre decía que debía cambiar eso, pero jamás lo hacía...

El azulado andaba con las mejillas rojas; fue algo muy inesperado la acción de la omega.

Pudo ver como todo se oscurecía más; sabía que estar en la oscuridad era mala idea, sobre todo por los demonios que vivían en el bosque.

Cargo a la rosada, para luego irse a una cueva cercana donde podrían pasar la noche, y ya al día siguiente buscar un nuevo lugar donde podrían vivir.

Aquella cueva se veía pequeña, pero acogedora. Era perfecta para pasar la noche.

Con cuidado acomodó a la rosada en el suelo; esta poco a poco fue cerrando los ojos; este aprovechó esto para comenzar a limpiar las heridas que tenía.

Debía cuidar y proteger a la Omega que cortejaba; con sus cuidados le demostraba protección.

Cuando terminó de limpiar las heridas y la dejó dormir tranquila, este se levantó para alejarse un poco de ella y acomodarse para dormir

Lo que no esperaba, es que de repente sintió como alguien se apoyaba en él; vio que era la omega.

Se acomodó junto a ella para luego quedarse dormido; había sido una buena noche para él.

CONTINUARÁ

SONAMY : LOBOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora