CAPÍTULO XII

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El tiempo comenzó a pasar rápidamente; aquel gran alfa estaba atento a todos los cambios que demostraba su compañera.

Cada día salía a cazar su alimento para darle a su pareja, esperando que esto saciara el apetito de ella y de sus cachorros.

Al mes, la rosada ya mostraba un vientre más abultado; era el inicio de la creación de su propia familia.
Al crecer sola nunca conoció que se sentía tener una familia, pero estaba pronto a descubrirlo.

Ambos futuros padres aprovechaban el tiempo para estar juntos, ya que cuando la omega cumpla los dos meses de gestación, esta tendría que alejarse a su propia madriguera para tener a sus cachorros, mientras que el alfa deberá esperar un tiempo para conocer a sus cachorros.

Cada que podía el azulado traía pequeñas flores a su pareja; ambos se habían elegido mutuamente para ser compañeros de vida.

Los dias pasaron y con eso la omega cumplía los dos meses de gestación, su vientre se había puesto más abultado y pesado, poco a poco pequeños dolores se presentaban

Era señal de que el momento del parto estaba llegando.

Con mucha tristeza el alfa abandonó la cueva, dejando el lugar solamente para la omega.

Recordaba que su madre le había mencionado que era muy importante para las hembras tener su propio lugar para tener a sus hijos, por eso muchas de ellas se alejaban de la manada y se excluían de todo, pero él quería evitar que su pareja se pusiera en riesgo, así que simplemente eligió irse él.

Sabía que tendría que esperar mínimo una semana para regresar y conocer a sus pequeños; aun así estaba dispuesto a esperar y durante ese tiempo estaría vigilando desde lejos que su familia no corriera peligro.

La angustia y la desesperación lo consumieron durante esa semana; el hecho de no saber si su compañera estaba bien o no estaba acabando con él.

Sintió cómo el tiempo pasó lento, pero por fin había pasado. Con cautela se acercó a su madriguera esperando ver que todo estuviera bien.

Sus pasos se detuvieron al ver esos ojos jades en él; con la cabeza la rosada le dijo que se acercara. Sin pensarlo hizo caso.

Cuando se puso al lado de ella, pudo ver como 2 bolitas de pelos se movían debajo de su compañera.

Habían tenido 2 cachorros; pudo notar cómo uno era la viva imagen de la rosada mientras que el otro tenía el mismo color de su pelaje. Podría ser su imagen, pero este tenía aquellos mechones que caracterizaban a su pareja.

Ambos cachorros luchaban por obtener uno de los pezones de la hembra; de seguro querían saciar su hambre. Con cuidado guió a uno de los pequeños a otro pezón, dando como resultado que ambos cachorros pudieran alimentarse.

El alfa se acercó a la omega para darle pequeñas lamidas. Ambos estaban felices por su pequeña familia.

Por el momento él tendría que seguir alimentando a su pareja para que esta produzca leche para sus pequeños; tendrían que esperar al menos un mes para que estos abrieran sus ojos y estean listos para salir al exterior.

○○○○CONTINUARÁ ○○○○

Pronto el final, gracias por el apoyo. ♡



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