SONAMY : LOBOS

CAPITULO VIII

Amenaza

Había comenzado su travesía tratando de seguir el olor de aquel alfa que había tenido la dicha de entrar en su territorio. En su mundo, si algún otro alfa venía de repente y se atrevía a profanar su "territorio", significaba un conflicto donde el más fuerte sobrevivía y se quedaba con todo.

Con su olfato muy bien desarrollado, captó aquel aroma, acompañado de otro aroma dulce que le pertenecía a una omega.

Se percató de que el cielo poco a poco era cubierto de nubes grises; se avecinaban fuertes lluvias. Adelantó su paso para no perder aquel aroma.

Al ser un alfa grande y mayor, su recorrido se hacía menos al paso que iba avanzando. De repente su cuerpo fue cubierto por la lluvia; sintió como poco a poco aquel aroma se iba desvaneciendo. Había sido un punto menos para aquel alfa azabache.

Pero se había dado cuenta que aquellos aromas seguían en dirección a esas grandes montañas que se encontraban al frente de él.

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La rosada se sorprendió al ver como el alfa azulado traía consigo un gran ciervo muerto entre sus colmillos; este solo se acercó para dejarlo al frente de ella, en señal de que este se preocupaba por el bienestar de su futura omega.

Esta salió de aquel escondite donde se refugiaba de la intensa lluvia; debía admitir que poco a poco la hambre le había llegado. Con cautela se acercó hacia el animal para comenzar a comer bajo la mirada del azulado.

Paso varias minutos, mientras que la Omega seguía con su trabajo de comer, se dio cuenta de que su acompañante no había probado para nada la carne del animal muerto. Esta agarró parte de lo que quedaba para darselo a él.

Este, al ver los actos de la Omega, no lo dudó y se abalanzó a devorar lo que restaba. De reojo vio como la Omega se dirigía hacia el escondite donde antes reposaba; sabía que habían caminado mucho por lo que un descanso le venía bien. Sin esperarlo sintió pequeñas lamidas en su mejilla; al voltear vio a la rosada a su lado. Dale agradecimiento por la comida para luego irse por completo.

Sus mejillas estaban rojas por completo; su corazón comenzó a latir rápidamente, a la vez que comenzó a seguir una sensación rara pero cálida dentro de él. ¿Este era el famoso enamoramiento del que tanto le hablaba su madre cuando era pequeño? Admitía que era algo hermoso.

Pero a la vez tenía esa sensación de peligro, aquella sensación que le decía su alfa interior "proteger a omega". Sabía que algo malo se avecinaba; tal vez era buen momento para descansar un momento y seguir avanzando.

~~~CONTINUARÁ~~~