CAPÍTULO XIII (the end)

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Con el paso de los días, la caza se había vuelto una actividad cotidiana para el macho.
Por ahora su prioridad era alimentar a su pareja; muchas veces le traía algún conejo o ciervo que cazaba, rogando que esto saciará el hambre de la rosada.

El primer mes, el azulado lo sintió como un mes cualquiera; no había mucha diferencia hasta que los pequeños werehogs aprendieron a pararse.

Con eso los pequeños se volvieron más inquietos; al aprender a mantenerse parados y dar sus primeros pasos, era señal de que estaban listos para salir de la cueva.

Aquella mañana ambos padres tenían la tarea de enseñar su territorio a sus pequeños hijos; el primero en salir fue el alfa azulado, siendo seguido por su pareja.

Al ver como ambos adultos salían al exterior, los cachorros los siguieron con cautela. Cuando los rayos del sol chocaron contra los ojos de estos, se asustaron y regresaron a su cueva.

Ambos padres soltaron algunas risas al ver el primer contacto de sus hijos con la naturaleza. El alfa soltó un gruñido como forma de decirles que lo volvieran a intentar y estos obedecieron.

Volvieron a tratar de salir, esta vez tratando de acostumbrarse a la luz solar. Cuando salieron por completo observaron la hermosa vista que tenían, y sin pensarlo más salieron corriendo en dirección al césped para jugar.

Al ver como sus pequeños jugaban, ambos padres se acostaron para vigilarlos y no dejarlos que se lastimen.

La omega no podía creer que tenía 2 cachorros con aquel alfa que al comienzo odiaba pero que al final terminó aceptando como su pareja. Siempre tuvo la idea de acabar sola sin familia, sin nada.

Pero su realidad no era lo que pensaba; ahora era madre de 2 pequeños werehogs; al final tenía su pequeña familia. Por fin aprendería que es sentirse amada y amar a otros.

Volteó a ver a su compañero que estaba atentamente viendo a sus hijos; ésta se acercó más a él para comenzar a darle pequeñas lamidas en su rostro.

Al ver esta acción el mayor mostró una sonrisa para devolverle la acción a la rosada. Ambos eran felices al lado del otro.

Al ver a sus padres, ambos pequeños corrieron en dirección a ellos para saltar encima de ellos, queriendo recibir cariño de sus padres.

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Cuando los cachorros cumplieron los cinco meses, todo cambió para ambos padres.

Los pequeños habían desarrollado su dentadura, sus dientes de leche se habían caído y salían nuevos dientes.

Durante este tiempo, ambos padres tuvieron que sufrir muchas mordeduras por parte de los pequeños. Ambos lobatos mordían todo lo que veían, aparte de que sus pelajes habían tomado una claridad muy parecida a sus padres.

Al ser cachorros más grandes, ambos ya estaban listos para aprender junto a su padre a cazar.

Al comienzo fue algo complicado para los 2, ya que siempre espantaban a sus presas o fallaban al momento de atacar, pero poco a poco iban mejorando.

La rosada observaba desde lejos el intento de caza de sus pequeños. No podría creer que ambos ya estaban creciendo rápido.

Cuando empezó siendo mamá no sabía que hacer o si lo estaba haciendo bien o mal, pero sabía que era afortunada de tener al azulado de alfa.

Este la había ayudado y apoyado en todo; siempre por las noches este le contaba todo lo que su madre le hablaba sobre tener una familia. Esa información había sido muy útil.

Aun así rogaba tener la oportunidad de alguna vez conocer a la familia de su alfa; había escuchado maravillas de ellos y su misión de ahora era tener una familia hermosa como ellos.

Pronto empezaría el invierno otra vez; muchos recuerdos venían a su cabeza de cuando conoció a su pareja. La idea de volver a tener otros cachorros había sido tocada por ambos, pero eso ya sería en la siguiente primavera.

Por ahora simplemente disfrutaría a su familia y su vida, a su alfa y a sus cachorros.

○○○○THE END○○○○

Pronto nuevas historias, muchas gracias por su apoyo. ♡

SONAMY : LOBOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora