SONAMY : LOBOS

CAPITULO V

Buscando nuestro hogar

Sintió como un fuerte viento chocaba contra su rostro; poco a poco abrió sus ojos.

Observaba cómo la nieve comenzaba a caer. El invierno había llegado por completo.

A su lado estaba aún el alfa azulado durmiendo. La vida le daba oportunidad de escapar, pero antes de irse miró nuevamente al mayor.

Por alguna razón estar a su lado le causaba nerviosismo y un rubor en sus mejillas.

¿Y si se iba? Volvería a ser una omega solitaria, donde no iba a depender de nadies, pero cuando se había lastimado, este había estado velando por su bienestar...

Sintió ese calor de hogar, donde se sentía querida, pero sus instintos le pedían libertad.

Se alertó al ver cómo este comenzaba a despertar; había llegado su momento de irse. Antes de desaparecer lo vio una vez más para luego tomar una decisión definitivamente.

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Sentía el ambiente más frío; era claro que el invierno había llegado con anticipación; tras los hechos sucedidos no tenía un lugar ni comida para esta temporada.

Al abrir sus ojos con pereza, su mente comenzó a despertar por completo y estaba solo en aquella cueva.

Comenzó a buscar a la Omega con la mirada y no la veía. Comenzó a entrar en desesperación...
Salió de la cueva para ver si estaba por ahí, pero nada.

No percibía su olor ni la veía; tal vez había aprovechado mientras dormía y se había marchado, tal vez se había equivocado y ella no era su destinada.

La idea de su manada la veía lejana; ahora su prioridad era sobrevivir al invierno cruel sólo.

Comenzó a correr hacia el sur, donde había muchas montañas y lagunas donde mayormente los ciervos iban en invierno.

Tal vez podría encontrar una cueva que funcione como su hogar durante esta temporada y sobrevivir.

Le había tomado casi la mitad del día en llegar; antes de poder seguir con su camino, volteó a dar una última mirada hacia atrás.

A lo lejos pudo observar cómo una bola rosada trataba de subir la montaña donde abundaba mucho la nieve ya.

Algo en su corazón le decía que era aquella Omega, pero otra parte de él le decía que era producto de su imaginación.

Pero sus impulsos fueron de más, y estaba ahí corriendo montaña abajo, tratando de llegar a ese lugar en específico.

Su corazón se detuvo al verla ahí; estaba tratando de subir la montaña, pero su pata lastimada no le dejaba.

Sin esperar más la subió a su espalda y comenzó a subir la montaña con ella, hasta llegar a una superficie donde la nieve no era tan profunda...

—¿Cómo pudiste llegar hasta acá, tú sola? —dijo con seriedad.

—Quise escapar, pero me di cuenta de que contigo sentí muchas emociones que jamás sentí. Quise regresar contigo, pero no estabas, detecté su olor y traté de seguirte —declaró con cierto cansancio.

Creía que querías que te dejara sola.

—Yo igual lo creía, pero me di cuenta que nunca viene mal un compañero.

Sabía que le estaba dando permiso de cortejarla. Se acercó a ella y le robó un beso algo tímido pero cálido.

Sabía que a partir de ahora todo cambiaría en su vida para ambos. Al ver cómo el cielo se teñía de naranja, era señal de que debían buscar su nuevo hogar, donde en un futuro establecería su futura manada.

••••• CONTINUARÁ •••••