Antes de volver a entrar a la cafetería, divisó que nadie estuviese mirando y finalmente entró actuando como si nada. Aunque los tres chicos no se lo pusieron nada fácil.
—¿Quién era?— inquirió Finn.
—Ni idea.— Se encogió de hombros, intentando restarle importancia.
—¿Y por qué estabas hablando con él?— Apolo cuestionó.
—Se me había caído esto.— improvisó rápidamente, señalando una de las pulseras de su muñeca. —Y me la ha devuelto, simplemente.
—¿Pero...?— Gina frunció el ceño.
—¿Qué es esto? ¿Un interrogatorio?— Frunció el ceño, a la vez que los miraba. —Simplemente, me ha dado lo que era mío. No veo el problema.
Dicho esto, siguió en lo suyo, colocando las sillas. Apolo miró a Finn y éste miró a Gina. Los tres alzaron las cejas, esbozando una expresión confundida y, finalmente, decidieron seguir con lo que estaban haciendo. Aunque no estaban muy convencidos.
Poco después, todos comenzaron a desayunar, ya que no lo habían hecho. Pasaron la mayoría del día en la cafetería, hasta la mitad de la tarde.—Finn.— Éste la miró. —Luego nos vemos en casa, ¿vale?
—¿Sesión de sexo nocturna? Me encanta.— Apolo sorbió su café dramáticamente.
—Sí. Y Gina también se apunta.
—Ven aquí, enana de mierda.— Se levantó rápidamente para, acto seguido, comenzar a perseguirla por el establecimiento.
—Gina, dile a tu hermano que me tengo que ir.— Vicki corrió hasta posicionarse detrás de ella. —Haz algo.
—¿Adónde vas?— Gina bebió un trago de su café. —Y Apolo, para quieto.
Éste alzó una ceja y finalmente desistió, volviéndose a sentar. No sin previamente, haberle mostrado el dedo corazón y formado una mueca con su boca.
—Iré a tomar el té con Helena, la hija de la señora Cameron.— comentó tranquilamente caminando hacia la puerta, no sin antes haber depositado un beso en la mejilla del pecoso. —Nos vemos.
—Espero que no.
—Que te den, Apolo.— A través de la cristalera pudo mostrarle el dedo corazón.
Comenzó a caminar por las transitadas calles de París, hasta llegar a una pequeña y humilde casa, apartada del resto del mundo. Sacó todo lo que le había entregado, anteriormente, el hombre y comenzó a revisar los papeles.
Sabía que al día siguiente era el cumpleaños de Jack, uno de los hijos de John, y encontraría la manera de entregarle algún pequeño detalle. Siguió leyendo la información, aunque no encontraba nada interesante. Por lo que decidió abrir la carta. Era de Ada.
Estas últimas semanas, había estado hablando con ella mediante cartas. Aunque, por seguridad, solo ellas dos lo sabían.—"Hola, Vicki. Espero que os encontréis bien, dentro de lo posible."— comenzó a leer. —"He averiguado la información que me pediste. Tu hermana sí está enterrada aquí, en Birmingham."— Las lágrimas amenazaron por brotar de sus ojos, pero pestañeó rápidamente. —"Se encuentra en una lápida junto a la de tu madre. Tommy lo quiso así."
Tan solo con leer ese nombre, su piel se erizó por completo. Apretó la mandíbula y uno de los puños, para luego continuar leyendo la carta.
—"He comprado un billete con un nombre falso, espero que te sirva. Y por favor, ten muchísimo cuidado, Vicki. No soportaría perderte a ti también. Te quiere, Ada."
Agarró, de nuevo, el sobre y divisó el billete con destino a Birmingham. Uno de los sitios que jamás pensó que volvería a pisar... Pero ahí estaba, un billete con la fecha de salida de esa misma noche. Irónico, ¿no?
Necesitaba parar a reflexionar en todas las posibles consecuencias que le traería el hecho de ser descubierta. Tenía que ir con mucho cuidado si quería que todo saliese bien.
Guardó la carta de Ada junto al resto, no sin antes coger el billete, e imitó la acción con el otro sobre. Salió del lugar, comprobando que nadie la viera, y comenzó a caminar de vuelta a casa.
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𝐊𝐈𝐄𝐋 (2) | Finn Shelby
Fanfiction「 𝐋𝐈𝐁𝐑𝐎 𝟐 」 Después de lo ocurrido en Birmingham, lo único que quieren los pecosos es volver a ser felices, o al menos intentarlo. Parece que lo están consiguiendo, hasta que las cosas se vuelven a torcer por completo, mostrándoles todo lo con...