O5 | MALLORY.

49 6 6
                                    

MALLORY

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

MALLORY

El avión despego por la noche, y llegamos a Kansas City a las 3 de la mañana, los hombres de Stefano; el lugarteniente de Kansas, estaban ahí para recogernos y llevarnos a la mansión de él.

No demoramos mucho en encontrarnos con él, Stefano había sido lugarteniente desde que yo me había convertido en Capo, removiendo a su padre cuando intento generar una revuelta contra mí, alegando que no era una Capo capaz, así que lo mate, y ascendí a su hijo mayor.

Stefano no había demostrado signos de odio hacia mí, al contrario, le había hecho un favor al matar a su padre.

Él tenía 28 años así que era bastante competente para gobernar sobre Kansas como mi lugarteniente, y en mi nombre. Y a parte me respetaba, eso era suficiente.

—Capo De Santis.— saludó parado frente a la puerta de su mansión. Leonardo camino a mi derecha y Samael a mi izquierda, hice un gesto con mi cabeza que indicaba un saludo.

—Stefano ¿Cómo estás?— le tendí mi mano, a lo que él me saludo con un apretón y un movimiento de su cabeza.

—Excelente, es un placer tenerte aquí, Capo.— sonrió y nos dejó pasar, sosteniendo la puerta de entrada.

Los demás hombres entraban detrás de nosotros. Pasaríamos la noche en Kansas, y mañana antes de la pelea de perros estaríamos en camino a Chicago.

—Gracias por recibirnos, no te pido que te involucres, porque sería demasiado arriesgado perder a uno de mis mejores Lugartenientes en la cruzada, Samael, Leonardo, Valerio, sus hombres y yo somos un muy buen factor, y ya es un riesgo muy grande, sin embargo, un riesgo que estoy dispuesta a pagar.— le dije mientras me dirigía a la sala principal.

—Lo entiendo, descuide, les proporcionaremos las armas que necesiten, y mañana uno de mis hombres los llevara a Chicago.— comentó mientras nos guiaba hasta nuestras habitaciones.

Samael venia callado, nada nuevo cuando estaba evitando expresar su descontento.

Aun no olvidaba la manera en la que sus dedos y boca me habían hecho venirme, el mejor sexo oral que he recibido y sería una mentirosa si dijera que no quería repetirlo. ¿Sería demasiado malo follar con él? ¿Sería suficiente un polvo para ambos?

Negué mientras me paraba frente a la habitación, con un maletín en mi brazo, no era el momento ni el lugar para pensar en eso, no podía permitirme distracciones, y esta ocasión no dejaría que mi calentura se interpusiera en mis planes.

Leonardo y Samael recibieron una habitación separada, cada una a mis dos lados.

—Es una estupidez que hayan venido los dos, lo saben ¿no? Si los Grimaldi atacan, las vegas están solas.— les dije mientras abría la habitación.

—La única tontería es que hayas venido tú, y no te quedaras en casa.— dijo Samael mientras Stefano nos dejaba solos y Leonardo caminaba a su puerta.

VENDETTA; L'angelo della morte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora