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SAMAEL

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SAMAEL.

Desde el momento en el que recibimos el mensaje de Vincent, supe que el día de hoy no iba a resultar bien. Ya había empezado con un funeral, y presentía que íbamos a continuar con algunos otros en el transcurso de la semana.

Por qué si la 'Ndrangheta estaba en busca de la liberación de su Capo, no dejarían a nadie vivo. Al menos yo no lo haría. Había matado a tantos hombres para llegar hasta Mallory aquella ocasión, y sabía que volvería a hacerlo si eso significaba que ella estuviera bien.

Las llantas de la camioneta derraparon en el momento en el que giramos en el callejón estrecho que daba al Paradise. Tenía una entrada y una salida, y en medio de la calle estaban algunas camionetas en hileras disparando hacia los hombres que vigilaban el Paradise, quienes lograban esconderse en las columnas para disparar.

Pisé el acelerador para poder llegar hasta ellos y abrir fuego, por el momento éramos el único refuerzo. Y no veía por ningún lado a Baldassare y a Santino, eso significaba que estaban dentro, y de alguna manera habían logrado burlar la seguridad y entrar.

—Esos hijos de perra, creen que pueden entrar nuevamente a mi territorio y llevarse algo que ahora es mío para matar. — las manos de Mallory se movían expertamente sobre el arma, cargando el cartucho y quitándole el seguro, haciendo lo mismo con otra.

Cuando estacione la camioneta, tome mi arma y la cargue yo mismo, y en menos de un minuto ya nos encontrábamos afuera, con las puertas abiertas y disparando a través del hueco de las ventanas. Había bajado los vidrios para poder tener la oportunidad de cubrirnos con las puertas blindadas.

Sabía que debíamos entrar, adentro estaba la verdadera lucha, pues no debería haber mucha gente dentro, aún no era horario de clientes, pero las chicas estaban ahí, y de alguna manera eran nuestras para proteger.

Estaba tan cansado de que alguien más pagara por los pecados de otro. Y suficiente era, ya que tuvieran que pagar sus deudas con la Camorra de esta manera.

La ventaja que teníamos era la fila que obstaculizaba el pasillo de la calle, por el hecho de que si llegaban los refuerzos, podrían taparles la salida, dejándolos emboscados por nosotros y ellos, pero no sabía que tanto se tardarían los hombres en llegar. Había muchos en la mansión, puesto que ahí era el centro de operaciones, pero también había otros que usualmente patrullaban, o estaban en otros prostíbulos.

El paradise era un lugar conocido, muchos de nuestros clientes eran vendedores de autos, abogados de gobierno, y el hombre promedio que trabajaba 9 horas con un salario mínimo. Este lugar era sencillo, pero era el favorito de Mallory por el sótano, sin embargo, teníamos burdeles de 5 estrellas, los cuales, ni de locos usaríamos para algo como esto.

Los grandes clientes estaban ahí, y eso era aun más riesgo para nosotros si la idea era pasar desapercibidos ante los federales.

Una vez que los disparos por nuestra parte empezaron, los hombres de las camionetas nos prestaron atención, algunos gritando a otros que dispararan hacia la entrada, en donde los hombres que se cubrían ahora tenían más oportunidad de disparar.

VENDETTA; L'angelo della morte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora