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Estaba bien, eso asumía, todo se estropeó cuando la maldita puerta no brillo, cuando me lastimo el silencioso espacio, sabía que era lo que pasaría a la mañana siguiente.

Las personas abandonaron el lugar con la cabeza agachada, iban en busca de sus armas.

Madre corrió abrazar a la niña que seguía sin saber que ocurría, padre se paro a su lado sin despegar la mirada de la puerta por la que salían todas las personas, analizando a cada uno.

Mis tíos tomaron en sus manos a sus hijos y corrieron a su habitación. Mi tía vio con dolor y tristeza la escena de madre con su hija menor.

Escuche como el cerrojo se puso en la puerta, asegurándose que nadie pudiera entrar allí.

La matriarca de la familia miro con horror a la niña que intentaba descifrar que estaba pasando, el porque los sentimientos eran tan distintos en los presentes.

La mujer mayor toco el hombro de madre y me volteo a ver, a mi lado mi hermana menor estaba sujetando mi mano con fuerza, un grito fue lo que escuche después.

Unos brazos grandes y delgados me levantaron como si fuera una pluma y entonces reaccione, mi hermana ya estaba corriendo escaleras arriba, se metió en el abrazo de madre y la niña de pelo rizado.

Padre la miro y solo entonces fue que se puso en cuclillas y abrazo a las tres mujeres, las lagrimas corrían por sus mejillas. Atrás de ellos mi tío se detuvo, me miró y me bajo, era libre de elegir, pero no me lo permitieron.

Otro grito cargado de odio y desprecio se escucho, la matriarca de la familia esta enfurecida, sus ojos brillaban de manera amenazante de un morado oscuro y profundo.

Sus colmillos sobresalían por sus labios, su ceño se acentuó y un gruñido estridente hizo que agachara la cabeza.

Un agarré duro y poderoso tomo mi brazo, sus garras estaban encajándose en mi piel, la sangre empezó a correr por mi brazo, la sangre alerto a padre y se levanto con velocidad dispuesto atacar.

Un rugido estridente lleno la habitación, la matriarca no estaba nada feliz con ese acto de rebelión en contra su alfa.

Fui empujada a mi habitación, escuche gruñidos y gritos de dolor, el olor en el lugar era salado y amargo, las lagrimas ya habían contaminado el aire de la casa.

¿Qué hacer?

¿Seguir el destino o morir junto a mi familia?

"Tu eres la única que puede decidir su destino"

Bruno se equivocó. Yo no puedo elegir mi destinó, no puedo, porque estaré muerta para cuando el sol empiece asomarse detrás de las montañas.

Salí con cuidado al balcón, me escondí detrás de las flores, vi como las personas habían prendido fuego y en el centro un gran poste, sus machetes, cuchillos y navajas, picahielos y látigos, diversas formas de infringir dolor.

El fuego chisporreaba y el sonido de la leña incendiándose era tan fuerte en mis oídos. Escuché como traían la cadena que alguna vez se utilizó en Luisbelina, la pusieron en el fuego, esperando que se calentara como el infierno.

Cuando llego el cura todos se callaron, salió la matriarca de la casa y al verse a los ojos ella se hizo a un lado y los dejo pasar.

Todos entraron con velocidad, las armas afiladas reflejaban la sonrisa en sus miradas.

Que No Sepan Que Puedes VerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora