💫07💫

150 22 0
                                    

ISABELA MADRIGAL

—¿Que ocurre?— pregunto mi hermana y fue bajando la velocidad. —¿No lo oyen? Algo nos esta siguiendo...— hablo muy bajo Dolores mientras Luisa paraba y poníamos atención. —Yo no escucho nada.— dije en un susurro viendo como Luisa también negaba para regresar a Dolores quien no despejo su atención de la ventana. —Parece estar... saltando.— susurro. —¿Saltando?— preguntamos ambas a la vez, fue entonces que Dolores abrió mucho los ojos. —¡ESTA SALT...— un enorme golpe en el techo nos alarmo seguido del grito de Dolores.

Algo había caído arriba del auto.

Me enderece del golpe, parte del techo se había sumido y las ventanas traseras estaban rotas, el llanto no se tardo en escuchar pero un fuerte pitido en mi cabeza me dejo desorientada, aparte de un extraño liquido que escurría en una parte de mi cabeza apenas captando el olor a sangre. Apenas recobre mis sentidos vi a mis hermanas de la misma manera, enseguida cree una defensa de espinas a nuestro alrededor. —¡Que mierda!— exclame viendo el techo. —Creo que no escucho, no escucho nada.— murmuraba Dolores. —Nos cayo encima, nos golpeo...— dijo sorprendida Luisa, sacudí la cabeza mientras les daba un golpe en la cabeza a las otras dos para que me voltearan a ver. —Nos vamos a ir ahora mismo, tomen las cosas y metamos a los niños a las mochilas y a correr.—

—¡Estas loca! No va a matar, debemos pelear.— dijo fuertemente Luisa. —No podemos, tenemos niños aquí, si solo fuéramos las tres saben que lo haríamos.— el llanto se hacia mas fuerte y no solo era de uno, eran los tres. —Aunque empecemos a correr en cuanto saltemos del auto yo me voy a quedar atrás, soy mas lenta que ambas y esa cosa nos puede atacar.—

—Esta cosa es diferente a la que había en el pueblo, es mas grande y mas letal, y lo peor de todo es que solo es uno.— Dijo Dolores mientras limpiaba la sangre de la cabeza de Luisa. —Entonces hagamos eso.— dije tragando duro sintiendo como mis hermanas dejaron de respirar y me miraba con duda. —¿Quieres hacer eso?— la pregunta confusa de Luisa fue una negación de Dolores. —No podemos hacer HEDA. Sabes mejor que nadie que es imposible controlarnos y podemos matar a los niños y a nosotras también.— gruño Dolores.

Cierto, la única vez que hicimos a Heda casi terminamos las tres bajo tierra. —No tenemos de otra, aparte algo me dice que esta vez sera diferente.— dije apretando con fuerza los asientos. —Esta vez ellos nos necesitan.— ambas volteamos a ver la bola de cobijas que no dejaban de llorar. Respiramos una ultima vez antes de sentir como esa cosa intentaba pasar el muro de espinas. —Hagamoslo, espero tengas razón Isabela.— la advertencia de Dolores era clara. Tome una mochila y tome a Camilo para meterlo pero no dejaba de llorar con mas fuerza y se retorcía para regresar al nido. —Camilo, ¿Que ocurre?— pero el chico no respondía, fue entonces que note a Mirabel aferrada a mi suéter. Tome el suéter de Dolores y se lo acerque, de inmediato se calmo mientras se aferraba. Los metí a ambos a la mochila y se la pase a Dolores. Hice lo mismo con Mirabel y junto a ella metí al cachorro.

Amplié el muro de espinas y salimos del auto. Empece a quitarme la ropa y junto a la de las chicas la metimos en otra mochila, junto con todo lo que podíamos llevar, por desgracia el arco que padre me dio no es algo que pueda llevar conmigo. Con preocupación nos vimos una ultima vez antes de llamar a HEDA.

—HEDA, dame la fuerza para escapar de aquí. Dame el poder de controlarte. Ayúdame a sobrevivir una vez mas.— susurramos las tres a la vez mientras sentía como mi cuerpo se rompía, los gritos de dolor empezaron a sonar callando el llanto de los niños, en ningún momento aleje mi vista de las mochilas. Mies huesos se rompían y con dolor caí al piso, me retorcí en agonía y llego el punto en que todo se puso negro y mi consciencia paso a segundo plano. Un trió de bestias mitad animal salvaje y mitad humano estaban aquí. Nuestro rugido fue tan fuerte que sentí el suelo bajo mis pies temblar.

HEDA es nuestra protectora.

El tamaño era descomunal. La barrera de espinas cayo y el Thorns se mantuvo alejado simplemente observando. Las HEDA's tomaron las mochilas entre sus dientes y con un rugido empezaron a correr sin mirar atrás, su bestia tenia el control ahora, no se veían entre ellas como amenazas a las cuales debían de matar, ahora solo había una cosa en mente y esa era proteger.

Mientras corrían su conciencia estaba por quedarse dormida dejando el control a las HEDA's.

Sentí algo que me hizo mantenerme alerta y es que esa cosa nos seguía todavía. Apenas pude reaccionar cuando un fuerte cuerpo mas grande que el mio me empujo hacia un lado de la carretera haciendo que la mochila con Mirabel y el cachorro saliera volando de mi alcance. Tal vez no puedo verlo pero sentí como mi consciencia estaba regresando para tomar el control. —¡ISABELA!— el grito ahogado de Mirabel me dio la fuerza que necesitaba para mantenerme serena y trabajar a la par de mi bestia interior. Corrí hacia la mochila y logre atraparla antes de que tocara el suelo, voltee hacia atrás al escuchar un golpe seco y un chillido de dolor provenir de una mochila que se encontraba en el suelo, mientras Dolores se ponía de pie sacudiendo su cabeza y acercarse corriendo a Camilo. Y mas atrás Luisa estaban peleando con esa cosa.

Lo vi. Era grande mucho mas grande que Luisa, casi llegando a los tres metros. Tenia una enorme cola con algo muy parecido a un aguijón que escurría un liquido verde. Tenia cuatro extremidades y poseía solo tres uñas largas en cada extremidad. Su color era casi negro, cuatro ojos color amarillos con la pupila roja y una boca enorme con muchos dientes, tenia un sin fin de escamas, branqueas y espinas en su cuerpo.
Y eso no es todo, sus espinas tenían un color esmeralda, podía ver sus venas de un verde mucho mas oscuro y sus largas uñas tienen un color amarillento por la suciedad.

Es horrendo.

Cuando la cola iba a impactar contra el costado de Luisa corrí dejando a Mirabel junto a Camilo y Dolores para lanzarme a morder el aguijón y arrancarlo de su cuerpo, el rugió de dolor antes de golpearme con una de  sus patas delanteras.


PRÓXIMO CAPITULO

—Madre empezó a presentar síntomas de embarazo y padre estaba listo para matar a la cría, con tal de que eso no pasara madre accedió hacer cualquier cosa con tal de que padre tuviera clemencia. Su condición fue que cuando cumpliera el año y no se presentara como alfa seria enviada al bosque para que sobreviviera sola; una cría entre un omega y un beta fue una sorpresa ya que la mayoría no llegan a termino y ponen en riesgo ambas vidas.— siguió Anna. —Madre tenia miedo así que fue a varios lugares a pedir ayuda, algo que pudiera asegurar que fuera alfa. Llego a una cabaña en el bosque de una vieja extraña, ella le dijo que debía subir toda la montaña y presentará sus respetos a los espíritus, madre, con duda hizo el viaje.— cuando termino me volteo a ver.

Que No Sepan Que Puedes VerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora