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ISABELA MADRIGAL

Al salir de la mansión nos guío hacia donde estaba ella enseñándole a unos niños a bailar, apenas sintió nuestra presencia dejo de hacerlo y se dirigió a nosotros. —No se preocupen, nadie entrara a su habitación, ya le informe a mi padre y le pedí dejarme encargarme de esto, así que vengan conmigo.— empezó a caminar hacia la costa. Recién notaba su atuendo que consistía en una blusa corta y una falda que le tapaba hasta los tobillos mas algo muy parecido a una corona y muchos brazaletes. Llegamos a una parte de la isla en donde estaba una gran roca y allí ella tomo asiento de espaldas al mar e hicimos lo mismo enfrente de ella. —Si les voy a dar hospedaje el tiempo que necesiten antes de continuar su viaje, necesito saber todo, espero y eso no presente un problema.— dijo con firmeza pero había matices de felicidad en su voz. Trague con fuerza, sin duda aun me avergonzaba mi anterior presentación.

—Somos los Madrigal, vivimos cruzando el mar hacia el sur, vivimos de manera humilde escondidos detrás de las colinas. Nuestra familia fue maldecida debido a la matriarca lo que nos dio ciertas maldiciones o dones, como guste llamarlo, a los descendientes. Ademas de eso nos regalo una transformación mas a la cual llamamos HEDA lo cual hace que nuestra biología cambie en su totalidad.— dijo Luisa con algunos movimientos de manos mientras narraba a lo cual esta mujer solo asentía. —Salimos de nuestro hogar ya que estamos buscando a alguien y lo único que sabemos es que vive en el Norte.— concluyó mi hermana antes de que prosiguiera mi prima. Fue entonces que note algo que pase por alto y fue el idioma, al principio estaban hablando en ingles y aunque su acento de español era algo chistoso, al fin logre entender lo que estábamos hablando.

—Gracias a la maldición y a nuestra transformación HEDA nuestra biología no es precisa, ni en nuestras feromonas como en nuestra licantropia, aun al día de hoy no sabemos como empezó todo pero aprendimos a vivir así.— se detuvo un momento esperando a que la alfa nos informara que estaba entendiendo. —Comprendo, sigue.— dijo y se cruzo de brazos. —Llegamos a un pueblo en el que tuvimos que salir corriendo porque esas cosas nos estaban vigilando, durante el viaje en carretera sufrimos otro ataque mas violento lo que llevo a mi hermano Camilo a sufrir algunas lesiones, llegamos a un pueblo pesquero en donde fue atendido y se recuperó en su totalidad, por desgracia la gente de ese pueblo estaba desesperada y nos querían entregar como carnada a esas cosas, con un poco de suerte logramos escapar pero dudo mucho que algunos de ellos siga con vida.— concluyo Dolores.

—¿Ellos los atacaron con nitrato de plata?— cuestiono alzando la ceja y asentí. —Nadamos un poco y luego nos desmayamos, el bote siguió flotando y llegamos muy cerca de aquí, el resto es historia.— dije y vi como ella cerraba los ojos antes de agachar la cabeza. —Tiene preguntas, hágalas y con gusto responderemos.— continúe y ella abrió los ojos antes de sonreír. —Para nada, con eso es mas que suficiente, solo estoy preocupada porque los siguientes dos días van hacer complicados para los omegas. ¿Que les parece hospedarse hasta que eso pase?— dijo amablemente. —Quiero disculparme por mi forma de actuar de hace unas horas, no pude resistir a rebajarme a eso; nos encantaría descansar si no busca nada de nosotras.— dije firme insinuando eso que podría pasar por la cabeza de un alfa no apareado. Ella se sorprendió para luego sonreír. —Es imposible, al aullido fue una respuesta para la que aulló, eso quiere decir que ya tienes pareja. Aunque no negare que fue el olor de unos de los niños que los acompañaba el que llamo mi atención, pero mi familia me crió con la cabeza en el suelo, esperare el tiempo que sea necesario hasta que esa cachorra cumpla la mayoría de edad antes de presentarme ante sus padres, esa es la razón por la que quería saber sobre ustedes.— dijo casi apenada mientras se sobaba la nuca sonrojada, estuve a punto de saltar sobre ella para arrancarle la garganta pero Luisa me detuvo. —Jajaj perdona, recién cumplí veinte años por lo que no estoy interesada en esas cosas todavía, no creo que esa cachorra tenga mas de 15 así que esperare cinco años mas antes de presentarme con los Madrigal, lo prometo.— entonces ella movió el cuello hacia un lado mientras nos mostraba su clavícula y agachaba la cabeza. —Mas te vale.— gruñí pero ella sonrió mas grande. —En realidad estoy muy feliz de haberlas conocido, algo en esa cachorro me resulta tan llamativo y familiar, ninguna otra omega en esta isla ha llamado mi atención en los últimos veinte años.— dijo algo triste, eso me causo una gran curiosidad. —No quiero que pienses que es por ser virgen o algo como eso, para nada. Es solo que algo en ella me parece sumamente atractivo, como si la conociera, espero no piensen que estoy loca.— dijo ella riendo levemente y nos volteamos a ver entre nosotras algo sorprendidas. 

—Nos puedes explicar, por favor.— rogó Luisa y la chica nos vio durante unos minutos antes de suspirar para luego asentir con la cabeza. —Hace tres años sentí algo en mi interior, picaba y era sumamente llamativo, me hizo sentir una enorme necesidad de cruzar el mar y llegar a eso que me llamaba. Se sentía como si estuviera molesta y muy preocupada, pero sin duda estaba enojada. Por un momento yo también me enfurecí al pensar en lo inútil que era al no poder ir con ella, al no ser capaz de protegerla de aquello que la estaba molestando, poco a poco esa sensación se hacia mas grande, fue entonces que sentí una necesidad enferma de hacerle ver que estaba para ella y lance un aullido al cielo, sin embargo jamas fue respondido.— ella agacho la mirada con tristeza y mis hermanas me tocaron el hombro, era exactamente como me sucedió a mi. —Luego jamas la volví a sentir, nunca durante estos tres años. Pero por alguna razón hace apenas unos días creo, lo sentí de nueva cuenta, era muy pequeño casi invisible pero allí estaba, casi siempre asustada pero luego ese sentimiento desaparecía a uno de tranquilidad y calma, cuando ustedes llegaron apenas y pude reaccionar ya que el olor de esa cachorra me dejo estática y no fue hasta que tu gritaste que salí de mi trance.— dijo feliz con una sonrisa.

—Como sea, en un par de horas mas sera la cena, están invitadas a unirse a nosotras, y pueden quedarse el tiempo que quieran.— se puso de pie y la seguimos. Sin duda es algo muy interesante esto que pasa con ella.

 Mientras regresábamos a su casa nos dijo que se llamaba Moana y que su padre le pasaría el mandó cuando ella cumpliera los veinticinco por lo que se estaba preparando para eso y ayudar a su gente. Regresamos a la habitación y los niños apenas despertaban, salimos para cenar con el resto de su manada y debo decir que fue realmente gratificante. 

Al fin un descanso decente.

Nos dieron otra habitación en la que se querían Dolores y Luisa, después de todo al ser betas no los íbamos a querer en nuestro nido. La cama era realmente grande y Moana fue tan amable de traernos mas almohadas y mantas para conservar el calor, esos dos días no salimos para nada de la habitación y eran Luisa y Dolores quienes llevaban la comida. Ellas se quedaban bastantes lejos del nido hablando sobre lo que hacían durante el día, cazar, pescar, tejer, recolectar y muchas cosas mas, descubrimos que incluso ciegos no tuvieron bajas y mataron esas cosas sin problema ya que obtuvieron la ayuda de unas personas al este de aquí, ese lugar tengo entendido gracias a las historias del tío Feliz, que es un lugar sagrado.

Dijeron que hay un grupo numeroso que fueron aquellos que viajaron por todos lados reduciendo el numero de esas cosas llamadas Thorns y que alguien llama Raya y Namaari les ayudaron a limpiar la isla en su totalidad y enseñarles a pelear aun sin ver. Fue mucha información sobre todo por esto pero era mejor que nada, ademas de saber que había diversos tipos; las crías, los jóvenes, los adultos y los viejos, al parecer fue un viejo el que nos atacó en la carretera, los jóvenes no saben nadar y las crías están ciegas, por lo que no matan y esperan a ser alimentados.

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—Isabela.—

Apenas dije su nombre un escalofrío me recorrió y sentí como mi aroma se hacia mas fuerte al igual que la necesidad de encontrarla.

Que No Sepan Que Puedes VerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora