💫02💫

236 35 2
                                    

ELSA ARENDELLE

No se que fue lo que paso después de que padre me inyectara esa cosa azul, cuando desperté al día siguiente estaba en mi cuarto y gran parte de este estaba congelado. Cuando voltee a ver la puerta había una nota pegada que decía "Te veo en el patio de entrenamiento en una hora" 

Me vestí con mi ropa de entrenamiento que era casi lo mismo solo que sin el vestido y la capa, tome mi espada y me dirigí al lugar citado. Al llegar vi a muchos de nuestros mejores guardias alrededor mientras en el centro ya estaba padre y a su lado había una mesa con bastantes armas. Entre ellas note dos pistolas de 10mm, una espada, y cuchillos de varios tamaños, no es una sorpresa saber que todas son de plata.

—Sera mejor que estés lista, porque no pienso ser amable.— padre tomo su espada y un escudo y se posiciono en modo de ataque, Honey se acerco a mi entregándome mi escudo e hice exactamente lo mismo. —Si lo hicieras estaría decepcionada de ti.— apenas termine de hablar el aire se estanco entre nosotros y con rapidez avanzo lanzando el primer golpe. Detuve el ataque usando mi escudo y levante la pierna para patearlo en la rodilla, una vez arrodillado ante mi levante la espada directo a su cuello pero la alcanzo a detener. Rápidamente me golpeo con su escudo y se puso en pie mientras me tambaleaba, en esta ocasión fui yo quien avanzo primero con un golpe bajo, el golpeó mi espada y la llevo al suelo para golpearme con el escudo en el rostro, cuando caí al suelo Agnarr presiono su pie en mi pecho mostrando su dominio mientras acercaba el filo de su espada peligrosamente a mi cuello; esta vez no. Por alguna razón todo a mi alrededor se empezó a congelar, en su sorpresa me convertí en lobo y lo lance al suelo presionando mis dos grandes patas en sus hombros y rugía con intensidad en su rostro. Ahora caía en cuenta en lo mucho que había crecido mi lobo y el sonido ensordecedor de mi rugido. 

En ningún momento mostró sumisión ya que alguien mas me había disparado una bala que me hizo moverme de mi presa, en cuanto vi quien era pensé en como iba a matarla, entonces un lobo casi de mi tamaño me ataco mordiendo mi cuello y estrellandome en el suelo, lo patee como pude y empezamos a dar vueltas esperando ver quien lanzaba el primer ataque. Era un lobo marrón, con unos ojos de un verde profundo. El corrió hacia a mi lanzando un ladrido, logre esquivarlo y morderle el lomo antes de lanzarlo y que chocara con una pared. Corrí hacia el y en cuanto escuche que volvían a cargar el arma un grito a mis espaldas se hizo presente, seguido de muchas voces mas pidiendo ayuda. Cuanto volví a tener al lobo bajo mis garras me dispuse a morderlo antes de que levantara la cabeza y bajara la cola en señal de sumisión. Me baje de el y en el momento en que voltee hacia atrás vi a la mujer que me había disparado enterrada en varios picos de hielo, bufe en su dirección y me transforme esperando a que Honey me entregara mi bata. —Creo que te subestime.— hablo padre a mis espaldas, gruñí por su palabras. —No debiste.— me retire de allí en dirección al baño. 

Durante la comida padre dijo que la mujer no sobrevivió y fue enterrada durante la mañana, cosa que realmente no me importaba. Me dijo sobre el poder que poseo y el porque lo sello, cosa que casi hace que le arranque la cabeza del cuerpo. —Eres libre de irte a buscarla cuando quieras, solo con una condición.— ya sabia a donde iba así que no pregunte y mejor fui arreglar mis cosas. El viaje hacia el bosque y hacia la carretera era largo, por lo que mejor preferiría andar en mi forma animal. En una mochila metí un cambio de ropa, algo de comida y afile mi espada. 

Cuando llego la noche salimos de la mansión y de los limites de la propiedad. Me adentre al bosque con los pasos sigilosos de Honeymaren atrás de mi. Cuando avanzamos demasiado un extraño olor llego a mi, un olor que no debería estar aquí afuera. Me detuve y gire rápidamente hacia donde se encontraba el intruso. —Anna.— Le gruñí al zorro que me seguía con sigilo escondido detrás de un árbol, apenas se asomo giro la cabeza antes de acercarse dando pequeños saltitos hacia mi. —Maldita sea, Anna. ¿Que haces aquí?— ella me vio antes de arrastrarse y darse la vuelta enseñándome su abdomen a un lado de mis patas. —Ir contigo, ¿Que mas podría ser?— bufe muy cerca de ella pero en ningún momento mostró miedo o temor de mi, mas bien lamió mi nariz y se siguió removiendo en la tierra. Bufe irritada y le indique que se levantara. Emocionada corrió de regreso a su escondite y trajo con ella una espada dentro de su funda, la cual fue tomada por un lobo mas pequeño que el mio color gris. —¿Tu también, Honey?—

—Tu padre te dijo que habría una condición.— apenas se acercaron a mi otro lobo igual de pequeño con un color exactamente similar al de Honey con unas manchas cafés hizo acto de presencia. Con cansancio gire mi cabeza y le ordene al otro lobo tomar mi mochila. Anna había saltado y estaba recostada sobre mi lomo, mientras que los otros dos me seguían por detrás atentos al entorno. Caminamos un poco mas alertas en todo momento, cuando en un momento sentí un extraño olor y presencia desconocidas. No tardo mucho antes de que un perro se apareciera enfrente de nosotros gruñendonos y atrás de el un zorro joven color blanco con pequeñas manchas naranjas. Les gruñí a los dos con fuerza y ambos bajaron sus orejas y la cola en señal de miedo, intentaron correr pero fueron rodeados por Honeymaren y Ryder. 

No tardo mucho antes de que un zorro adulto de un color oscuro llegara corriendo empujando a Ryder y posicionándose enfrente los otros dos, cosa que solo hizo enfurecer mas a Honey. Anna salto de mi para ir a ver, pero la tome del cuello y le gruñí para que se quedara quieta. Todos estábamos tensos esperando ver quien hacia el primer movimiento, pero entonces dos personas aparecieron caminando, ambos tenían una lanza y los ojos cubiertos con una tela. —Por favor, calmémonos un poco, no somos enemigos.— cuando dijo eso, el zorro joven y el perro se escondieron detrás de ellos mientras el zorro adulto caminaba hacia atrás con lentitud. Fue Ryder el primero en cambiar tomando de su mochila algo para taparse de la cintura hacia abajo y después tomar su chal. Le siguió Honey vistiéndose muy parecido a su hermano. —¿Quienes son ustedes y que hacen aquí?—

Detrás del árbol el zorro se estaba vistiendo pero fue la mujer quien que contesto de manera muy tranquila. —Somos una tribu que ha vivido en el bosque desde siempre; somos los Northuldras, aunque desde hace diez años que nos juntamos con los Dredgers y juntos buscamos matar a los Thorns.— dijo la mujer con una sonrisa aunque se fue apagando casi al final. —¿Thorns?— pregunto Ryder con los brazos cruzados, yo me senté aun sosteniendo a Anna entre mis dientes, ambas prestando atención a la conversación. —Así se llaman las bestias...— 

—¿Como sabes como se llaman? ¿Porque los están matando ustedes y no el gobierno? ¿Quienes son realmente?— fueron las preguntas que lanzo Honey en forma de dagas, la mujer agacho la cabeza mientras el hombre tomaba asiento en el pasto bajo nuestros pies. —Es una larga historia...— 

—Tenemos tiempo.— la mujer fue interrumpida por Honeymaren mientras esta permanecía de pie, el hombre toco el pie de la mujer y esta también tomo asiento tomando un gran suspiro. —De acuerdo.—

Después de varias horas de escuchar toda la historia me quede pensando; me cambie a mi forma humana y Honeymaren me paso un cambio de ropa. —Yo debo encontrar a alguien y ese es mi único camino a la ciudad de Corona en donde debo encontrar las vías del tren...—

—Permiteme ir contigo.— me interrumpió el zorro de hace un momento. Su mirada determinada me hizo preguntarme el porque. —Kristoff... él ya...— el hombre volvió a interrumpirlo algo molesto alegando que esa persona esta bien, debería de estar bien. —Si quieres, no tengo ningún problema, así nos podrás ayudar con tu habilidad.— dije y enseguida el asintió mientras tomaba sus cosas, apenas terminamos de tratar algunas cosas mas cuando un aullido se escucho, era muy leve. 

Era ella. 



PRÓXIMO CAPÍTULO

Entre a la casa y Dolores cerró la puerta, caminamos con cuidado tocando cada superficie y cerrando las cortinas, vimos que había unas escaleras por lo que la subimos, fue entonces que escuchamos como alguien ahogaba un llanto, no estábamos solas. Con cuidado empezábamos a caminar hacia esa habitación y escuchamos el ruido viniendo de un closet, checamos que todas las ventanas estuvieran cerradas y con cuidado nos quitamos la venda, de inmediato cerramos la puerta y aseguramos las ventanas. El llanto seguía allí, abrimos con lentitud la puerta y lo que vimos nos dejó sin palabras.

Era un cachorro. Un cachorro de zorro que estaba lleno de sangre seca. Rápidamente Dolores lo tomó y revisó si estaba herido pero al parecer la sangre no era suya. La habitación contaba con un pequeño baño, lavamos al zorro que había dejado de llorar y lo secamos con una toalla, respiré profundo. Más problemas.

Que No Sepan Que Puedes VerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora