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había unos ojos almendrados con varias vibras de color que iban del rojo-violeta a índigo, con unas largas y tupidas pestañas.

había unos ojos almendrados con varias vibras que te hacían suspirar e inevitablemente perderte en ellos.

había unos ojos almendrados acompañados de unos gruesos y pequeños labios que incitaban a hacerlos hablar, a que de alguna forma se movieran.

había unos ojos almendrados que contrastaban el rojo-violeta a índigo con el naranja de su ser.

Historias cortas y otras no tantoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora