29

66 1 0
                                    

Romina era una chica de 16 años a la que le gustaba muchísimo leer; ¡leía de todo! Muy raras veces le decía que no a una historia, también pasaba su tiempo creando sus propias versiones de las obras y personajes favoritos. No solo imaginaba los hechos como el autor los narraba sino que ella pensaba en situaciones alternas y las plasmaba en papel para compartirlas con sus amigos. Sus tiempos libres los dedicaba a leer y escribir, incluso interrumpía sus actividades para poder hacer una de estas dos cosas.

En una ocasión, cuando iba de camino a su casa, traía cargando una máquina de escribir, recién la había comprado, ansiaba llegar y poder estrenarla. Pasar todos sus textos a tinta era lo que quería desde hacía meses. Cuando estaba transitando por una de las calles principales de su ciudad una persona le tendió un folleto, lo aceptó agradeciendo y siguió su curso.

Una vez que llegó a su hogar corrió a su habitación para instalarse, cuando lo terminó se dirigió a su librero para buscar sus textos. Un papel cayendo le distrajo de su labor, era el folleto que le dieron.

"El #EncuentroOpta regresa este 18, 19 y 20 de junio.

¿Te gusta leer, escribir y crear nuevos mundos con las letras? #OPTA nuevos universos para compartir y conoce a otros jóvenes como tú, junto a grandes escritores de todo el país que te guiarán con conferencias y talleres. Experiencia de 3 días de interacción literaria, juegos, dinámicas para explotar la capacidad creativa y los hábitos de lectura y escritura.

Totalmente gratuito. Registro abierto en línea."

A Romina se le iluminó el rostro completamente, revisó su calendario y justo tenía esos días libres. Gritó de emoción y fue a buscar a su mamá. Empezó a contarle lo sucedido, estaba súper emocionada. Hasta que le borró la sonrisa la mirada de su señora madre.

̶ ¿En qué piensas tú? ¿Conoces a alguien que vaya a ese evento? ̶ Callada se encogió en su lugar. ̶ No, ¿verdad?

̶ Pero mamá, si no voy, seguiré sin conocer de alguien que tenga los mismos intereses que yo, ¡por favor! Déjame ir.

̶ Ya veremos en estos días. Ahora ayúdame a poner la mesa para cenar, tu papá no tarda en llegar.

Los días pasaban y su mamá no le daba respuesta, así que volvió a preguntarle delante de su papá, sabía que él estaría de su lado si su mamá se seguía negando. En la misma semana del encuentro accedieron a darle permiso. Esperando a que le sirvieran los talleres y conferencias para encaminarse de la mejor manera a su sueño de ser escritora.

Efectivamente, no había amigos suyos, sin embargo ahí conoció a varias personas, entre asistentes y chicos organizadores del evento. Con el tiempo fue fortaleciendo una amistad con estas personas y al año siguiente la invitaron a ser parte del staff e integrarse al grupo que los jóvenes tenían.

Participó en la mayoría de las actividades y eventos que el grupo organizaba durante varios años, en el segundo año inicio una amistad con uno de los chicos del grupo con quien casi no hablaba, su nombre era Damián. Hasta que en un punto ambos se gustaron e iniciaron una relación. Siempre estaban juntos en los siguientes eventos que se organizaron, hasta que cada quien entró a la universidad. Aún así continuaron apoyándose mutuamente en sus profesiones y pasatiempos favoritos, después de muchos años de relación decidieron dar un siguiente paso y unir sus vidas en matrimonio. La fecha de la boda sería el mismo día que iniciaron su noviazgo, así que la mañana del veintiuno de noviembre Romina estaba de camino al salón de belleza donde le harían su peinado, iba caminando tranquilamente ya que le quedaba a dos cuadras de su casa, cuando al cruzar una calle pasó un conductor a alta velocidad pasándose un semáforo en rojo.

La atropelló y murió al instante, jamás pudo cumplir su sueño de casarse con el hombre que más feliz la hizo durante los últimos diez años de su vida.

Historias cortas y otras no tantoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora