𝒢𝓎𝑒𝑜𝓃𝑔-𝒽𝓊𝒾
Estar a mediados de la semana y sentirme inquieta no era nada bueno. De vez en cuando seguía suspirando al recordar la manera en la que ese arrogante empresario me había poseído. Aún tenía algunas marcas que he estado ocultando con camisas cuello de tortuga a pesar de estar en medio del verano.
Sin embargo, tenía que dejar de pensar en él porqué definitivamente no iba a verlo nunca más, ese hombre olía a problemas.
Meditando un poco mientras sobre eso, mezclaba harina, huevo y canela morena, pero mi tarea fue interrumpida porque había una rubia en la puerta de la tienda. Dado que eran las ocho de la mañana, aún no habían clientes por aquí. La rubia parecía buscar con la mirada a alguien dentro, así que me limpié las manos en mi delantal y fui a la puerta.
Abrí la puerta haciendo que la campanita de la entrada sonara. Cuando abrí le di una sonrisa a la mujer.
— Mmm, disculpa, ¿la dueña? — preguntó. La mujer estaba embutida en un abrigo de beige, con botas altas y unos espantosos lentes amarillos.
— La estás viendo — le respondí cruzando mis brazos — ¿Deseas algo? Aún no hemos abierto pero si quieres pasar y esperas un poco... — me cortó.
— No, no, no. No he venido a tomarme un café o comer un pudin con muchas calorías — dijo con altanería — he venido porque mi jefe, un importantisimo hombre, me ha pedido contactarte.
Dudé.
— Bueno... ¿y?
— Quiere contratar tus servicios. Permanentemente — sin pedir permiso ella pasó por mi lado y entró a la tienda. Rodando los ojos cerré la puerta y la seguí — Lo siento pero estaba asandome.
— Oye, rubia... no se quien rayos es tu jefe, así que si eres amable iluminame con esa información — tomé uno de los bancos y me senté.
— Jeon Jungkook — me quedé helada — Soy Bomie, su asistenta — me dijo con una sonrisa — Dejando eso de lado me gustaría decir que recién ha abierto una cafetería en la compañía y en lugar de contratar los servicios de una tienda más... — dio una mirada alrededor — ...más profesional, ha decidido llamarte a ti.
— No me interesa — le respondí.
— No, cariño, no me entiendes. Él te quiere en su cafetería y nadie se atreve a decirle que no.
— Bueno pero el no es Dios. He dicho que no.
— Déjame te explico. Va a pagarte mucho, tu tienda lo necesita.
Sí, eso era cierto, pero no planeaba hacer tratos con un demonio como él. Quería jugar y no podía entrar en el trapo.
— Dile que venga a buscarme él — dado que sabía que no iba a hacerlo, decidí ir por ese lado.
— Soy su asistente. Su mano derecha está aquí.
Rodé los ojos y tuve que escuchar una de esas diatribas que se echan las personas que no están dispuestas a escuchar un no por respuesta. Mencionó las mil y un razones por las cuales tenía que decirle que sí a su jefe. Dijo que todo eso iba a ayudarme a crecer y que talvez ganaba popularidad, que podía ser que recibiera bonificaciones y tarjetas de regalo para unos de sus hoteles y poder ir con mi novio. Rodé los ojos cuando escuché esa parte.
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𝓛𝓸𝓿𝓮 𝓐𝓯𝓯𝓪𝓲𝓻 |𝒥𝑒𝑜𝓃 𝒥𝓊𝓃𝑔𝓀𝑜𝑜𝓀
FanfictionHui: Las decisiones amorosas suelen ser las más difíciles de tomar, porque hay tres amores en el ring de pelea, el que das, el que tienes que recibir y el amor propio. La frase "dejar ir también es amar" no se refiere a cuanto amas a la otra persona...