Distrito 9 al extremo oeste de Ergasia- Lucas

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10 de abril de 2064

Ya han pasado dos meses desde que no veo a Liz, cada día al despertar se me hace eterno, nunca me había detenido a pensar que yo hacía todo con ella.
Desde que murieron mis padres y me hice responsable de mis tres hermanos ella siempre estuvo aquí, desde que me levantaba por las mañanas me ayudaba a hacer los desayunos y a peinar a Julia, luego los íbamos a dejar a la escuela y pasábamos todo el día en el trabajo. Nunca hubiera imaginado que perder a alguien con quien no tienes una relación sanguínea te dejara este tipo de vacío.

Joel es él que mas la extraña de mis hermanos, es el mayor y quien la conoció más tiempo sin contarme a mí, todos los días me pregunta ¿La siguen buscando? ¿Cómo estará? ¿Hoy llegó a trabajar? Y cada día se me hace más difícil responder a todas sus preguntas con un "No". A pesar de que Julia y Joel son gemelos agradezco que los largo internamientos y tiempos de reposo de Julia no la dejaran tanto tiempo con Liz porque no soportaría ver a los dos sufrir por lo mismo que me pesaba a mí.

Después de un mes de su desaparición la sínica de Angie puso un cartel de "se busca empleado", aunque muy honestamente no me preocupaba, solo alguien increíblemente estúpido pediría la vacante de una persona desaparecida, la cual por razones predecibles nadie busca y aún peor después de los casos de intoxicación que incriminaban este sitio. Además, no quería que nadie más entrara en esto.
Y es eso entro él. Un rubio más o menos unos 10 centímetros mas alto que yo; con solo verlo se podía decir que había nacido en una zona alta, tal vez el distrito 5 pensé, más porque en su expresión amable se dibujaba lo ingenuo que es. Lo evite. Pero Angie lo escucho y lo contrato.

Era tan gentil y tenía los ojos color miel, igual a los de Liz, supongo que por eso me enojaba cada vez que lo veía, no tenía nada contra él, pero me hacía pensar en esos momentos cuando todo era mas sencillo y aunque nunca los aprecie lo suficiente, eran esos pequeños instantes los que me hacían ser feliz y poder seguir con lo que me aterraba en ese instante.

Esa noche pase hablando con Ileana y Henry; no estábamos seguros de nada ni si era lo correcto o valía la pena hacer tanto por alguien que acabamos de conocer, pero estábamos seguros que no íbamos a dejar que se volviera a repetir el mismo ciclo.

Dosis antes de olvidarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora