Propuesta de matrimonio

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Sus mechones de cabello golpeaban su frente, con un corte hasta los hombros, su castaño cabello volaba hacia atrás a cada paso que daba.

Un pequeño niño de 10 años arrastraba una pesada red de pescar por la orilla del río que guiaba al mar.

Por culpa del “Primer Ataque” Leonel tuvo que madurar y ser autosuficiente a una edad temprana.
Sin padres o abuelos que lo consintieran, tuvo que estar al cuidado de una señora para tener pertenencias:
Un techo.

Las demás familias ya lo conocían, pero con El Tercer Ataque ya estaban muy devastadas para tener otro peso encima.

Le llamaban “Leonel, el niño sin hogar”  para ubicarlo, pues como la mayoría, se ganaba la vida pescando.

El no tenía canoa, así que, como siempre, buscaría algo por el río. Estando a punto de lanzar la pesada red con sus delgados brazos, el sonido de unos remos moviendo el agua lo detuvieron.

Marco de 8 (un año después de descubrir que era el Avatar y la muerte de Coco) y Miguel de 6, bajo el mando de Elena, iban sobre una canoa navegando, listos para irse a pescar.
Mientras el menor se la pasaba jugueteando con la caña y el garfio, Marco lo dislumbro.

No quería hacer un escándalo, pero sabía que estaba teniendo un trabajo miserable y agotador ahí.
Miguel era el “bueno y amable” así que improvisó.
Bajó su brazo y le salpicó agua en los ojos para que vislumbrara también a Leonel, quien vió todo y entendió sus intenciones.

—Mira Marco es Leonel ¡¡Hola Leo!!— agitó tanto su mano que hizo sacudir la canoa.

Elena lo regaño, pero gracias a eso también lo vió.

Marco, quien conocía a Elena y sabía que no le gustaba meterse en los asuntos de los vecinos, quiénes ya la habían catalogado de molesta, escondió bajo su asiento la red que tenían para que pidieran la ayuda de Leonel.

—¡Mamá Elena, Mamá Elena!! Mira es Leo ¿Podemos ir con el?

—Miguel, tenemos cosas que hacer tenemos que...

—Elena......— Marco tenía su voz de siempre, pero con la característica agudeza de un niño pequeño.—No trajimos la red.

La mujer estuvo apunto de replicar que cómo se les había podido olvidar dicha herramienta indispensable para pescar pero en ese preciso momento el bote estaba centímetros frente a Leonel.

—¡¡Mamá Elena mira!! Leo tiene una, podemos pedírsela prestada.

—Siendo de él, merece tener su ganancia al prestarla.....— le dijo Marco insinuando una alianza.

Elena no tuvo de otra más que improvisar, les tomaría otras dos horas regresar a la casa y volver.

—Oye emmm niño.

—¿Mmmm?

—Qué dices sí.... ¿Te damos unos peces a cambio de que nos prestes tu red?

Leo miró a Marco, quien con un semblante que a simple vista parecía aburrido, incluso indiferente, en realidad escondía empatía.

—¡Mamá Elena! ¡¿Puede venir con nosotros?!— suplicó Miguel pataleando en su lugar.

La mujer le propuso un trato, Leo asintió y dijo que también ayudaría a buscar peces, obteniendo la mitad de las ganancias por ser su red.

Ese fué uno de los momentos más felices para los tres chicos.

Hasta Elena, quien terminó haciendo todo el trabajo, se alegro de ver a sus niños riendo después de tanto, pues  en esos tiempos Enrique estaba tan deprimido por la reciente muerte de Imelda y Coco, su tía y sobrina, que se estaba mentalizado para irse de ahí para cuando Marco cumpliera los 10.

AVATAR HiroguelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora