Martina estaba parada contra el probador esperando por Mercedes. Tenía una fiesta de cumpleaños de dieciocho de una de sus primas, y debía ir bien vestida, además quería conquistar algún que otro chico. Era el décimo vestido que se probaba, y no le gustaba. Decía que ninguno le remarcaba la figura que tenía... Amaba la manera en la que ella aceptaba su cuerpo, y su personalidad... Toda ella, le caía bien.
— ¡Martina! Elije un vestido, y tráemelo. —Pidió Mercedes desde adentro del probador.
Martina no sabía sobre modas, y tampoco sabía combinar vestidos con zapatos más maquillaje. No sabía qué color quedaría con el tono de piel de Mechi, ella era blanca pero no era pálida...
—No creo... No creo que sea buena idea, ya sabes.... No soy buena en esto. —Dijo golpeando, la puerta que las dividía, con los nudillos.
Mechi bufó molesta del otro lado. Y la castaña le dijo que iría rápidamente a buscar algún vestido. Salió de los probadores, y caminó hacia la sección de la vestimenta para fiestas, encontró un vestido azul que llegaba al cuello, y en la espalda estaba todo abierto. Era corto pero no lo demasiado, no tenía mangas, y realmente era muy delicado... Tomó uno de la talla M, y fue donde Mercedes, se lo dio por arriba de la puerta.
Soltó un pequeño grito cuando lo vio, dijo que le encantaba y que Martina si sabía sobre moda, solo que nunca había hablado de esta con alguien... Mercedes se enamoró cuando lo vio puesto sobre ella, salió del pequeño lugar y dio una vuelta, terminando con la mano sobre su cadera.
Un chico que estaba apoyado en la entrada de todos los probadores, le silbó, y esta, al darse cuenta, tomó un color carmesí en sus mejillas. El chico, le sonrió, y Mercedes le devolvió la sonrisa.
—Bueno, ya tienes a un chico. —Martina alzó las cejas, bromeando.
—Shh... Sigue mirando, estoy nerviosa.
Martina la empujó dentro del probador, y le dijo que se quitase el vestido, ella lo iría a pagar mientras que Mercedes hablaba con el morocho de aquella esquina. Tenía ojos cafés, y unos dientes blancos brillantes como reflectores, si... así de lindo.
Llegó a la caja, y alguien tosió a su espalda, se dio media vuelta y se encontró con un chico de pelo alborotado y ojos verdes a sus espaldas. Rodó los ojos, y miró lo que llevaba en las manos...
Estaba comprando ropa de mujer, y era bastante lindo lo que llevaba.
—A que eso te lo pidió Sandy... ¿Te obliga a que le compres ropa? Dios mío. —Preguntó, señalando a la remera que tenía en las manos.
—En realidad, es para mi madre. Mañana es su cumpleaños, y quiero hacerle un regalo. —Se rascó la parte trasera de la nuca.
Martina se sintió estúpida. Abrió la boca en forma de 'o' mostrando sorpresa, y asintió con la cabeza, luego dio media vuelta para esconder la vergüenza, que se había apoderado de sus mejillas, de ese momento.
— ¿Irás a una fiesta? —Susurró en su oído por la aproximada. Martina pudo sentir el aroma de su chicle. Menta fresca. —Digo, ese vestido no será para ir a tomar un café.
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Let me die »Adaptada« »Jortini«
Teen Fiction«No vales la pena» «¿Porque no te matas?» «Vete con la imbecil de tu madre» La vida se vive una vez, y Martina tendra que aprender a sobrevivir entre la sociedad