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''Veía en tus ojos, algo que en los de ninguna otra podía ver''


Don't stop party de Pitbull sonaba por los inmensos gigantes en toda la casa. Hace una hora que Martina bailaba con Mercedes, quien le obligó a ir a mover un poco las caderas. Cuando un chico, llegó por detrás y tomó de la cintura a la rubia, Martina se marchó, no era una bonita escena debido a que, el trasero de su amiga se movía contra el sistema reproductor masculino del chico.


Pidió un refresco, y se sentó en la barra al lado de una chica que estaba muy al descubierto, los chicos pasaban y le silbaban además de gritarles algunas cosas, ella parecía ignorarlos aunque algunas veces, les gritaba en respuesta cosas como: "Imbéciles." "Ve a gritarle a tu madre." Desvió su vista de ella, quien miraba su celular, y la elevó para mirar a Mercedes besar a ese chico.

Un chico pasó sus brazos por los hombros de Martina y los juntó delante de su cuello, después besó su cabellera. Por un momento, pensó que era Diego pero, al mirar sus brazos llenos de tatuajes supo que no era él... Se alejó de aquella persona, y cuando giró para mandarlo al diablo se encontró con Jorge, quien tenía una sonrisa torcida en su rostro.

—Imagínate siendo viejo con todos esos tatuajes.

— ¿Tú no tienes tatuajes? —Preguntó Jorge aún con la sonrisa en cara. — ¿Ni siquiera uno? —Se paró frente a ella y le miró a los ojos. No tenía lentes de contacto porque ya no los necesitaba, y ahora, podía verse su color natural en estos: el verde.
—No, ninguno. —Mintió.
—Martina, lo veo desde aquí, está en tu espalda.

Ups.


Se había olvidado completamente que ese lado de la espalda estaba descubierto. Siempre le había gustado ese tatuaje, se lo hizo como regalo de quince hace unos dos años. Decía "Free" en cursiva, tal vez a todos le parecía lindo pero, nadie sabía el significado de tal... Ser libre y podes hacer lo que quieras, ser libre sin tener que vivir con el miedo de que te lastimen en el Instituto, ser libre de cada insulto provocado por su mente... Solamente, ser libre en todos los aspectos que pueda haber de Libertad.

—Free —Dijo Jorge pensativo—. Sé que tienen algún significado importante para ti, pero no sé cuál.
—No lo sabrás, sé que tampoco quieres averiguarlo. —Le sonrió, y se paró de la barra con su refresco en mano para salir de la casa por unos minutos. Hacía mucho calor, y la música estaba muy fuerte, apenas se podía hablar sin gritar.

Sintió una cazadora cubrir sus hombros, y también como unas se apoyaban en estos. Sabía que era Jorge, y no soportaba tenerlo cerca, podía ser bueno hablar con él un minuto, dos o hasta cinco pero luego de eso, a Martina no le parecía genial. Era el tipo de chico que quería evitar, y cada vez le costaba más.

—No la necesito. —Se la estaba por sacar cuando Jorge la detuvo, negando con la cabeza. Sacó sus manos de sus hombros, y Martina se deshizo de la cazadora.
—A ver, Blanco, arreglemos esto: No te quiero cerca, ¿ok? —Sonrió, nunca pensó que estaba siendo tan mala como la gente lo era con ella. —Me refiero a que, no tienes porque acercarte a mí, yo soy una molestia para todas las personas, no quiero serlo para ti, ¿vale? —Se dio media vuelta, sin dejarle responder pero, él si le respondió. Realmente le gustaba esta chica.
—No quiero estar lejos de ti... Me siento una mierda por haberte hecho todo lo que te hice, y cuando trato de acercarme, me tratas mal, lo entiendo y lo merezco pero... duele. —Dijo, y Martina solo se quedó parada en seco. No le gustaba que se lo hicieran a ella pero, ella lo hacía pero, no tenía la intención de lastimar era solo que, el dolor, las marcas estaban totalmente aferradas a su corazón que no podía confiar en aquellas personas que alguna vez, le lastimaron.
—Lo siento, lo siento... Pero, no es fácil olvidar ¿sabes? Yo no puedo olvidar cada palabra, cada insulto, cada golpe por más que no fuera físico. —Sus ojos empezaron a brillar, ardían. No iba a llorar, no, no iba a hacerlo. —Lamento que tenga que hablarte de esta manera, pero es el mejor modo que tengo, no soy sensible con las personas que me dejaron completamente desgarrada por dentro... —Hizo una mueca con la boca, y el aire sopló fuerte. Empezó a hacer frío de repente, y cuando una lágrima amenazó con salir, Martina ya se encontraba entre los cálidos brazos de Jorge. Eso necesitaba, un abrazo por más que fuera de una persona que ahora desconocía totalmente.

...


No estaba lloviendo pero, al mirar el clima te dabas cuenta de que en cualquier momento, llovería. Martina y Jorge caminaron alrededor de toda la casa, escuchando la música que provenía desde adentro. Mercedes los había encontrado, y cuando vio a su amiga con el chico, le agarró desesperación, y corrió hacia donde ellos. Le había dicho que la soltase, pero Martina le dijo que estaba bien... Luego, volvió a entrar a la casa donde se desarrollaba la gran fiesta.

— ¿No quieres ir a dentro? Sé que eres de esos chicos que les gusta bailar.
— ¿Vienes conmigo?
Martina negó con la cabeza.
—Me siento totalmente ridícula así como estoy vestida, y no quiero ir allí adentro para que todos me vean por más que capaz no lo hagan... —Sonrió, y siguió caminando hasta que se apoyó contra un árbol para sacarse los zapatos de taco alto.
—Ahora te ves mucho más petisa. —Jorge se acercó donde ella, y la acorraló contra el árbol. —No te ves ridícula, estas completamente hermosa, Martina. —Dijo esto en un susurro. Sus labios casi rozaban, y cuando Jorge tomó impulso, Martina agachó la cabeza.

Jorge entendió eso, y repitió el acto de la castaña. Se alejó un poco, y entre un silencio que resultó ser incómodo siguieron caminando, sus manos chocaban, y Jorge tuvo que aguantarse para no tomarla.


Let me die »Adaptada« »Jortini«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora