Capítulo 8

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—¡Jefe, nos descubrieron! —gritó alguien a lo lejos.

—Hailey —escuché gritar a Dylan—. Hailey.

—Déjame dormir —le grité de vuelta.

—Hailey vamos rápido —entró corriendo a mi habitación.

—¿Qué pasa? —pregunté asustada.

—Debemos irnos, vístete —gritó y se fue.

¿Qué está pasando? Estoy asustada.

—¿Todo listo? —preguntó una vez que estaba abajo.

—Sí.

—Vámonos pues —después de decir esto, se empezaron a escuchar balazos—. Mierda

—¿Qué está pasando? —pregunté asustada.

Dylan puso sus brazos en mis hombros e hizo que me agachara. Las balas comenzaron a entrar a la sala.

—Apaga la luz —me dijo Dylan mientras él apagaba la lampara que estaba de su lado, imite su acción y apagué la lampara que me correspondía.

—Señor, nos tienen rodeados —entró un señor al que nunca había visto.

—Debemos salir por algún lado, no nos podemos quedar aquí —gritó frustrado—. Espero que esos hombres estén dando con todo.

—Así es señor, pero los de Álvarez son muchos.

—Mierda ¿Ya le hablaste a mi hermano?

—Sí, señor. Él y sus hombres vienen para acá.

—Voy a llevar a mi novia a la habitación del pánico, ahí nadie le podrá hacer nada, debemos subir esas escaleras pero es imposible sin que nos vean.

—Nosotros lo cubrimos señor, no se preocupe —dijo mientras sacaba una gran pistola—. Hey —hizo señas a unos hombres.

Dylan sacó una pistola y me volteo a ver.

—Vamos a subir. Quiero que siempre estés detrás de mi ¿de acuerdo?

Asentí.

—Vámonos.

Los hombres, Dylan y yo corrimos agachados hacia las escaleras. Todos disparaban hacía afuera donde alcancé a ver que había muchas camionetas y hombres con grandes pistolas disparando a la casa. Una de las balas le pegó a uno de los hombres y cayó rodando por las escaleras haciendo que yo me cayera con él.

—Mierda Hailey —gritó Dylan y se regresó por mi. Una vez más terminamos de subir las escaleras y nos metimos directo a su habitación—. Entra aquí —dijo abriendo su clóset, entramos y con un botón que había detrás de unos abrigos, se abrió una puerta.

—Señor, ya llego su hermano —informó uno de lo señores.

—Hailey, quiero que te quedes aquí, vendré por ti en unos minutos, no quiero que salgas por nada del mundo ¿me escuchaste?

Tengo tanto miedo. Las balas no se dejan de escuchar ni un solo segundo.

—¿Qué es lo que ellos quieren? —pregunté confundida.

—Me quieren a mi.

—Pues si te quieren a ti ¿no es peligroso que vayas?

—Sí, lo es. Pero yo no soy ningún gallina para andarme escondiendo —me dio un beso en la frente y se volteo—. Solo estará aquí mientras las cosas se calman un poco, después quiero que la suban en ese helicóptero a como dé lugar ¿Entendieron?

Pensé que sería peor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora