¿Hola? ¿Es enserio? Que tan cínico hay que ser para decir eso y de una manera tan amable.
No quería levantar la cabeza, no quería ver al hombre que seria el causante de arrebatarme mi virginidad como si eso no fuera nada importante en la vida de una niña. Aquel hombre sería el causante de marcar algo en mi vida que jamás olvidare, sería el causante de una más de mis desgracias, de una más de mis sombras. Vi sus pies acercarse a mi y yo tenía miedo, mucho miedo; siempre supe que este día llegaría y que llegaría así, a la fuerza, pero jamás pensé que sería tan pronto.
—Te estoy hablando —tomó mis brazos e hizo que me parara de la cama y lo mirara fijamente a los ojos.
No era un viejo. No era un chico. Era un ¿hombre? No se, tenía como unos 25 años, yo que sé. Cuando me levantó y me vio, su rostro cambio, primero lo vi lleno de lujuria pero después cambio a confusión.
—¿Estabas llorando? —preguntó preocupado.
—N-no —conteste temblando.
En ese momento, una lágrima cayo de mi ojo. Y él la limpio.
—¿No? —preguntó retador.
Rodee los ojos.
—No ruedes los ojos.
—Perdón —me disculpe con miedo.
—¿Por qué estas llorando? —preguntó mientras me soltaba.
Lentamente me senté en la cama, en el mismo lugar donde antes había estado sentada. Él me observo unos momentos y luego se sentó junto a mi. Las lágrimas seguían cayendo mientras sollozaba, no quiero hacer esto por favor.
—¿Me dirás por qué estás llorando?
Negué con la cabeza.
—Bien —suspiro.
Baje la cabeza y seguí sollozando.
—¿Qué son esos moretones que tienes ahí? —preguntó asustado. Sollocé fuertemente recordando los golpes de hoy.
—¿Tampoco me dirás?
Negué de nuevo.
—Bien —suspiro—. ¿Quieres hacer esto? —preguntó frío.
—¿Ha-hacer qué? —pregunté nerviosa.
—Tener sexo conmigo.
Negué rápidamente.
—¿Te obligan a hacerlo?
Asentí.
—¿Ella te trata mal? —preguntó mientras se volvía a sentar.
Baje la cabeza. ¿Será una prueba de Elena?
—¿Si no tenemos sexo te va a pegar?
Lo mire confundida y luego asentí lentamente.
—Bien —se levantó y camino a la puerta mientras yo lo miraba fijamente.
¿Qué diablos está haciendo, de verdad no va a intentar nada conmigo?
—Tienes una bonita voz —susurró para después salir de la habitación.
¿Qué diablos acaba de pasar? Estoy muy confundida de verdad. Le importe a alguien, alguien me pregunto que me pasaba, se interesó en mi bienestar; pensé que eso solo existía en las películas.
Ahora solo quedaba esperar que Elena viniera a gritarme todo el dinero que había perdido por mi culpa mientras me golpeaba con todo el coraje que tenía en su ser. Pero ese momento, jamás llego.
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Pensé que sería peor.
ActionHailey West es una chica de 17 años quien tiene una madrastra que la maltrata. Un día conoce a Dylan Smith, un narcotraficante que se disfraza por ser un heredero empresario de 21 años, él se enamora de ella tanto que no quiere que Elena su madrastr...