Capítulo 5

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2 semanas, 2 semanas han pasado desde que yo vivo con este señor, todo es tan... diferente.

Él todas las mañanas se va a trabajar y regresa a medio día para comer, donde yo me ofrecí a hacer todos los días la comida, se negaba pero finalmente accedió. Luego regresa a trabajar y llega a la casa a eso de las 4 de la tarde, intenta pasar algo de tiempo conmigo pero yo me rehuso, aún me da miedo, tengo miedo que un día de estos intente hacer algo que yo no quiero. En todo el día lo único que hago es ver la televisión y limpiar; es lo único que sé hacer. No puedo salir porque no conozco nada aquí y temo perderme.

Los primeros días me la pasaba llorando y extrañando mi casa y mi vida con Elena, aunque ahora ni la extraño, ahora le doy gracias a este hombre por sacarme de ahí y de esas torturas. Ahorita no soy muy feliz pero por lo menos ya no recibo golpes diarios y no vivo con miedo a hacer algo que a Elena no le agrade y me golpee. Por otro lado, con Dylan, a veces se esta ganando mi confianza pero de repente explota y entonces vuelvo a tenerle miedo. No se que hacer de mi vida, Dylan es muy lindo conmigo y yo lo único que hago es despreciarlo. Muchas veces siento que soy una malagradecida y que debería portarme mucho mejor pero él tiene la culpa, si no me hubiera comprado como si fuera un objeto yo no tendría nada contra él. Además, siento que si lo odio, él no me lastimara. Dios, si me quieres, ayúdame.

[...]

—Hailey pequeña ya llegué —gritó Dylan mientras escuchaba como la puerta se abría.

Estaba en la sala de proyecciones —sí, Dylan tiene su propio cine— así que baje a la entrada en donde lo encontré dejando las llaves en la mesita principal.

—La comida esta en el horno —hablé mientras volvía a subir las escaleras.

Olvide mencionarles un pequeño detalle, él y yo nunca comíamos juntos, ni desayunábamos ni cenábamos. Yo siempre trataba de pasar el menor tiempo posible con él.

—Hailey —me llamo haciendo que dejara de subir los escalones.

—¿Qué?

—¿Puedes... puedes comer conmigo? —preguntó nervioso.

—Eh... pues... si —respondí de la misma manera que él a lo que él sonrió.

Calenté la comida y me senté a comer con él.

—Hailey ¿por qué no me das una oportunidad?

Me tensé, no pensé que me fuera a preguntar eso. ¿Una oportunidad, de verdad debería darle la oportunidad a este hombre de dejarlo golpearme y hacer cuantas cosas quiera con mi cuerpo? No señor, no te pondré las cosas tan fáciles.

—No, no lo se.

—Hailey, por favor, te he demostrado que no soy malo, que sólo quiero hacerte feliz.

—Pero es que, no se, tengo miedo —confesé.

—¿Por qué? Yo no soy mala persona. Lo único que quiero es que me des una oportunidad para demostrártelo, yo no te voy a lastimar estoy aquí para cuidarte y que nada malo te pase.

—No estoy segura de eso.

Suspiro pesadamente—. Esta bien.

Terminamos de comer, siempre estuvimos en silencio, de vez en cuando él me miraba y yo lo ignoraba.

[...]

—Hailey, hija ¿en dónde te metiste? —pregunta papá mientras me busca por todo el jardín.

—No estoy detrás de los arbustos —canturreo inocente.

Papá viene acercándose poco a poco a mi, de repente me toma en sus brazos y me da vueltas en el aire. Mamá comienza a llamarnos para que vayamos a comer.

Pensé que sería peor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora