EL LUGAR SEGURO

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Derek nos sacó del hospital volando en un sofá y desde luego era más guapo de lo que ya es normalmente que diría que es muy difícil. Después de estar un buen rato volando acabamos en la catedral de San Patricio en ese momento Derek empezó a debilitarse y de repente paso de ser ese precioso demonio a ser el Derek de siempre. Todos empezaron a entrar a la catedral mientras que yo me quede embobada mirando a Derek. "Addison céntrate no es el momento para pensar estas cosas". 

-Ey ¿no vas a entrar a la catedral?-me pregunto Derek

-¿Eh? Ah si si ¿y tu no vas ha entrar?-pregunté nerviosa.

De momento tendré que esperar unos cinco minutos para poder entrar. Tengo que dejar que poco a poco la energía demoníaca se vaya neutralizando poco a poco.-me respondió sentándose en un banco.

-Oye, teniendo en cuenta de que eres el hijo de Satán y yo la de Dios ¿no deberíamos ser enemigos?- le pregunté mientras me sentaba en el banco junto a él.

-Ya, en realidad deberíamos serlo... pero, yo... no quiero que nos separemos. No quiero que perdamos esto que tenemos... me niego a perderlo- dijo Derek muy dolido

-Derek... yo... tampoco quiero... no quiero perderte... porque yo...-empecé a decir

-TE AMO- dijimos los dos a la vez.-¿eh? Entonces ¿quieres salir conmigo? am claro-dijimos al  unísono parecía mentira. ESTABA VIVIENDO ALGO QUE PARECÍA SACADO DE UNA PELÍCULA.

-VIVAN LOS NOVIOS supongo que se veía venir eh-dijo Harry

-Vaya, vaya, vaya la parejita perfecta sí, tienes razón se veía venir- dijo Alex conteniendo sus lagrimas.

-Ey chicos no seáis así, vale entiendo que los tres estabais enamorados de ella pero, ¿no os alegráis por vuestro amigo?¿ y por ella?-dijo Michael intentando calmar el ambiente

-Chicos yo...- empecé a explicar pero justo en ese momento Alex me interrumpió

-No expliques nada. Es comprensible llevas toda la vida enamorada de él, ¿no? Me alegro de que sintierais los dos lo mismo-dijo Alex forzando una sonrisa- Además, ya sabía que iba a pasar algo así

-Si, supongo que sería egoísta no alegrarnos solo porque nos gusta la misma persona, ¿no?- dijo Harry muy dolido

-De verdad que no os merezco como amigos ni como nada sois los mejores- dije mientras les abrazaba a los tres a la vez.

-Bueno basta de charla ya podemos entrar en la catedral, no tenemos tiempo que perder.-dijo Derek agarrándome de la mano.

-Claro pero... ¿para qué hemos venido hasta aquí?-preguntó la rubia.

-En teoría estaremos a salvo de mi padre y mi hermano esta noche mientras estemos aquí adentro. Esta catedral rechaza cualquier poder demoníaco, es decir, ellos no podrán hacernos nada mientras estemos aquí. Sin sus poderes de demonio no pueden hacer nada contra nosotros- nos explicó Derek. 

-Vaya ¿y por qué no nos lo dijiste antes?- preguntó Harry

-Porque no pensé que fuera a ser tan grave. No pensé que mi padre se metería en el asunto-respondió Derek

-Bueno vamos a dormir que si no mañana no podremos hacer nada. Además tendremos que descansar para poder investigar sobre mis orígenes. -dije yo agotada

-Estoy de acuerdo. Tendremos que dormir en las bancas. Si necesitáis ayuda despertad a la persona que tengáis al lado.-dijo Michael decidido

-Esta bien-dijimos todos al unísono.

Nos fuimos a dormir y Derek se empeñó en dormir en la banca que estaba lado de la mía. En el otro lado estaba Alex, a su lado su mejo_07 o mejor dicho mejor amigo Harry y por último al lado de él Michael. La noche pasó muy rápido y por la mañana estaba todo lleno de turistas que habían ido a ver la catedral. Salimos corriendo de allí y nos dirigimos a la iglesia Episcopal de San Bartolomé. Allí le pedimos al cura unos cuantos libros que describieran como era el reino de los cielos. Después fuimos a la biblioteca y nos pasamos todo el día leyendo todos los libros que pudimos. Al final Michael encontró una manera de poder ir al cielo sin tener que morir. Salimos de la biblioteca y sin darnos cuenta ya se había echo de noche corrimos de vuelta a la catedral. Allí hicimos todo lo que había que hacer. Primero había que rezar, después coger un bol de agua bendita y echar una gota de sangre de cada persona que ira allí y para acabar la persona más inocente tendrá que arrodillarse y mojar sus manos en la agua con la sangre. Al principio pensamos que no iba a funcionar hasta que de repente apareció una mujer vestida de blanco con dos enormes alas blancas. ¿Quién era? ¿Acaso el ritual había funcionado?

La TraiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora