MARCA | Thiam

Capítulo 4

     El espesor de la noche envolvía por completo a Theo y a Liam, quienes se encontraban en la camioneta de la quimera dirigiéndose al norte de Beacon Hills. Llevaban al menos dos horas de viaje, y en ese tiempo ambos solo habían intercambiado breves palabras, sintiendo el leve pero inevitable nerviosismo instalarse en sus cuerpos.

Liam observaba expectante a través de la ventana del auto, notado que la carretera por la que iban estaba siendo cubierta por una ligera neblina y la tenue iluminación que proporcionaba la luna y los faros de la camioneta de Theo. No había nadie más que ellos circulando por el lugar en esos momentos, cosa que no lo reconfortaba en lo absoluto.

—Estamos en las afueras —escuchó la voz de Theo romper el silencio luego de unos minutos a medida que detenía la camioneta, por lo que dirigió su mirada a él—. Ahora tenemos que encontrar el depósito abandonado.

Liam observó con atención el lugar que los rodeaba, buscando con su mirada algo parecido a una estructura, pero en donde estaban no había más que un frondoso pasto y grandes montañas a lo lejos.

—Por ahora la carretera sigue siendo un camino recto, no hay salidas por la derecha ni por la izquierda —destacó mientras volvía a mirar a Theo—. Si el camino sigue siendo así, no tardaremos demasiado en dar con algún depósito.

Theo lo miró por unos escasos segundos y afirmó con su cabeza antes de volver a llevar su mirada al frente y poner en marcha el auto. Liam por su parte sacó su teléfono de su bolsillo y lo encendió para observar la hora. Eran pasadas la medianoche.

—¿Crees que lleguemos antes que ellos? —se atrevió a preguntar Liam a medida que se acomodaba en su lugar, entrelazando sus manos sobre su estómago.

—Probablemente —respondió la quimera con algo de seguridad en su voz—. No creo que hayan logrado avanzar antes que nosotros.

Liam se quedó pensativo y quiso ignorar la pequeña llama de preocupación que tomó lugar en su pecho, pero no podía evitar sentirse así; no sabían muy bien a lo que se enfrentarían y solo eso era motivo suficiente para hacer de la situación una peligrosa.

—Debemos estar preparados para cualquier cosa —mencionó en un tono de voz bajo, manteniendo su vista fija en algún punto de la carretera—. No sabemos quiénes son ni cuántos llegarán. Ni siquiera estamos seguros de si se presentarán en el lugar.

—Lo harán —afirmó Theo, por lo que lo observó—. Hablaban del depósito como un lugar frecuente en ellos, así que estoy seguro de que llegarán.

No dijeron nada más luego de esto, y Liam volvió a sumergirse en sus pensamientos pero sin dejar de observar con atención su alrededor a medida que avanzaban, buscando con la mirada algo parecido a un depósito.

Solo bastaron unos cuantos minutos más para que apareciera en su campo de visión una estructura parecida a la que tanto buscaban ubicada a lo lejos, cosa que alertó aún más cada uno de sus sentidos ante la posibilidad de haber encontrado el lugar.

—Detente —ordenó a Theo mientras señalaba el sitio con su dedo, sintiendo su corazón latir con un poco más de fuerza—. Debe ser allí.

Notó como Theo empezó a manejar hasta llegar a una distancia prudente del depósito, orillando la camioneta a la derecha de la carretera hasta detenerse finalmente, y Liam no dudó en bajar para empezar a dirigirse al lugar a pasos cautelosos.

Escuchaba las pisadas firmes de Theo detrás suyo a medida que se acercaba a la entrada, observando como la estructura del depósito estaba totalmente descuidada: las paredes perdiendo la poca pintura que les quedaba dejando solo una superficie rocosa y la entrada no contaba con la respectiva puerta, dejando el paso libre a quien quisiera entrar. A simple vista podía percibirse que el lugar estaba abandonado desde hace años y realmente dudó por un segundo si este era el depósito que buscaban.