Terrible, terrible pueblo

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Ordenar una casa que no tenía nada de desordenada carecía de sentido para mi, sin embargo, parecía tenerlo para Sarah.
Cerca de las ocho de la mañana ella había acudido a mi habitación y había saltado sobre la cama para solicitar mi ayuda en el aseo de la casa. Habría estado molesta por la hora, si tan solo no hubiera perdido el sueño unas horas antes debido a un sueño que no podía recordar. Así que me había levantado, había cambiado mis pans por unos shorts y había atado mi cabello en una desordenada coleta antes de seguir a Sarah hasta el primer piso. Lessa me dio una mirada entre sorprendida y divertida cuando me vio entrar, y yo le entorne los ojos con pereza. Ella se rió y continuó buscando a través de los discos que Sarah tenía en un estante junto a la tele. Me encamine en su dirección.
-ni se te ocurra poner esa tortura a la que llamas música -medio advertí bromee, mirando por encima de su hombro hacia el nombre del disco que tenía en sus manos. Bufe al darme cuenta que era exactamente la música que no quería oir. Lessa me dio un codazo mirandome con fingida ofensa.
-vamos Brooke, ellos son geniales-me sonrió-, y yo sé que te encantan.
-¡Ja! -solté con sarcasmo-. Eso es lo que tú quisieras, amiga.
-oh, yo sé que lo haces -insistió, muy segura de ella misma-, secretamente te mueres por el perfecto de mike
Sarah llegó a la estancia al mismo tiempo que yo entornaba los ojos y decía: "si claro, lo que tú digas." Ella nos sonrió a las dos divertida y extrañada.
- ¿De que me he perdido?
-no sabía que te gustara pierce the veil-apunté con una ceja arqueada, sarah hizo una pequeña mueca apenada.
-no lo hace -explicó-, Jayden fue quien lo dejó aquí hace algún tiempo, a él si que le gustan.
El rostro de Lessa se iluminó, literalmente.
-¡oh dios Brooke, ese chico es perfecto! -chillo, a punto de ponerse a dar brincos, sacudiendome por los hombros-. Voy a jodidamente amarlo desde hoy!
Sarah se rió detrás de mi más que divertida por la repentina explosión de emoción de Lessa.
-perfecto, mientras tú haces eso...
Me escurri hasta el estereo, y antes de que Lessa pudiera detenerme, metí el disco que había tomado mientras no me veía y empuje hacía adentro. Segundos después, la melodía clara y rítmica de Oasis lleno toda la estancia. Una expresión incrédula y sorprendida se acentuó en la cara de lessa, mirandome mientras yo movía la cabeza al ritmo de la música y sonreía.
- ¡Eres una maldita! -chillo y yo carcajee, al igual que Sarah.
-yo sé que te encantan, Lessa -puse en mi cara una expresión burlona-. Secretamente te mueres por el pefecto de noel
Lessa me fulminó con la mirada y, de nuevo, no hice más que reir.

* * *

Un par de ojos tan grises como el humo me miraban desde su lugar llenos de curiosidad. Había un atisbo de conocimiento en ellos, pero era más curiosidad que otra cosa. Apreté mis labios en lo más cercano a una sonrisa que pude obtener. Me estaba empezando a incomodar, y mucho.
-entonces, eres Brooke ¿no?-asenti, ella sonrió y una hilera de dientes blancos relucio tras sus labios-. Soy Charlotte, pero puedes decirme Lottie, todo el mundo me dice Lottie.
-yo soy... solo Brooke -dije en respuesta, pues en toda mi vida ese había sido el único nombre por el que me habían llamado, excluyendo las veces que hacían uso de mi nombre completo: Brookely.
-genial -la chica, Lottie, sonrió y había sincera alegría en sus palabras-. ¿cuánto tiempo piensan quedarse en nuestro terrible, terrible pueblo?
Sonreí entonces,me agradaba no ser la única ahí que pensara de esa forma.
-Charlotte, se supone que tenemos que atraer a las personas aquí, no alejarlas -Una chica de cabellos cortos sobre los hombros y ojos claros color miel interrumpió antes de que yo pudiera contestar. Había diversión en su voz, pero también había algo más, algo oscuro. Charlotte respondió entornando los ojos.
-hay demasiados turistas aquí ya, creo que hemos hecho más que suficiente.
Y aquello era cierto, lo había visto en las pocas veces que había salido a las calles, pero no había prestado nunca especial atención a ello. Red siempre había tenido muchos turistas pasando por aquí, ya fuera a pasar la noche o a vacacionar.
-lo que sea -la chica bufó,y luego se volvió a donde yo estaba, sonriente-. Soy Athalia, un placer conocerte.
-Brooke -ofrecí, estrechando su mano al mismo tiempo que ella asentía satisfecha consigo misma. Mi sonrisa vaciló. Una rara sensación me recorrió el cuerpo, y yo simplemente me limite a pasarla por alto.
-lo sé -dijo divertida-, me han hablado de ti allí adentro
Mire en la dirección que ella señalaba con la cabeza. Podía apenas escuchar el murmullo de las voces de Sarah y Lessa junto a la otra chica. Casi podía imaginarme lo que habían dicho. Sonrei apenada.
-siento eso
Athalia sonrió comprensiva y se encogió de hombros.
-nada de lo que tengas que preocuparte -me aseguró, pero yo no podía estar muy segura de ello.
En el segundo siguiente, antes de que yo pudiera responder algo, las tres chicas restantes se unieron a nosotras en la estancia. Sarah traía el pastel de mocca en un bonito plato, Lessa cargaba un bol lleno de palomitas con caramelo y la chica de la que aún no sabía el nombre traía consigo una botella de jugo de manzana y pequeños vasos desechables. Se sentaron en los lugares libres después de dejar la comida en la mesa del centro.
-y...¿de que hablaban mientras no estábamos?
-de lo mucho que ustedes adoran contarle a la gente de mi -respondí con la más falsa expresión amigable y dulce plasmada en mi rostro. Lessa se rió y Sarah se sonrojo. Bien.
Las dos chicas a un lado de mi rieron también, pero fue Athalia quien contestó
-le deciamos a Brooke lo genial que es nuestro pueblo -dijo, y yo no sabía si estaba bromeando o lo decía enserio.
-¡por dios que si lo es!-Lessa aportó entusiasta-, incluso podría contarselo a los chicos de la escuela y venir el verano siguiente.
Todas sonrieron, excepto la chica castaña, quien se volvió hacia Lessa con el rostro ensombrecido. Todo su cuerpo emanaba tensión.
-ustedes no deberían venir aquí-siseo, sus plabras eran frías y tenebrosas-. La gente solo viene aquí a morir.
Jadeos conjuntos se escucharon tras sus palabras, Lessa la miraba atónita, el entusiasmo se había borrado de su rostro.
-¡Jocelyn! -Sarah jadeo incrédula y espantada.
-sabes que es verdad, pero prefieres ignorarlo, al igual que todos-mascullo. Tragué mientras veía su fiera expresión endurecerse-. Todos lo ignoran, y entonces alguien muere. Siempre actuan como si nada pasara.
-¡Jocelyn basta! -Athalia bramo dandole a la chica una tosca mirada de advertencia-. Tú mejor que nadie sabes que las cosas no son así.
Un silencio lleno de tensión se formó en la estancia. Jocelyn sostenía firmemente la mirada fulminante que Athalia le dirigía, y ella parecía no tenerle miedo. Me sorprendió. Si alguien con la mirada tan dura como la de Athalia me mirara de aquella manera, bueno, hubiera huido todo un país lejos de ella solo para evitarla. Sin embargo, Jocelyn ni siquiera se inmuto.
-Jocy, basta -Charlotte, que se había mantenido en silencio, finalmente hablo llena de tranquilidad-. Se supone que esta es una noche agradable
La susodicha apretó los dientes y no aparto la mirada de Athalia hasta un par de segundos después.
-bien -siseo-, lo que sea.
La sala se quedó en silencio varios segundos más, durante los cuales nos evitamos con la mirada, sucumbiendo ante la tensión que se había creado. Sarah finalmente carraspeo y forzó una sonrisa en sus labios.
-así que, ¿que les parece si provamos de una vez?
Nadie se opuso, por supuesto, lo que menos querían era un ambiente lleno de tensión. Todas se veían agradecidas por el cambio de tema, incluso Lessa, quien no hubiera dejado pasar una conversación como esa.
La incomodidad se disipo eventualmente, y la noche continuó transcurriendo con tranquilidad. A la hora de dormir, nos acomodamos en el centro de la estancia sobre un muy elaborado tendido de mantas y almohadas que eran sorprendentemente comodas. La habitación estaba oscura, sin ningún tipo de iluminación filtrandose por la ventana. Parpadee aún manteniendo la vista fija en el techo, con mis dedos entrelazados sobre mi estómago. No podía dormir, aún cuando todas se encontraban ya profundamente dormidas, yo seguía sin conciliar el sueño. Suspire quedamente y moví mi vista hasta la ventana, donde no había más que oscuridad. Decidí entonces, que necesitaba un poco de aire. El aire siempre me había ayudado a poder dormir en mis noches de insomnio. Me levanté con sumo cuidado de mi lugar y comencé a dar pequeños pasos con los ojos estrechados, asegurandome de no pisar ninguno de los cuerpos que descansaban a mi alrededor. Cuando por fin las esquive a todas...estuve aliviada. Cogí mi sudadera del sillón y me la puse con rapidez.
La puerta principal estaba asegurada solo con el cerrojo. Lo deslize con cuidado hacía afuera hasta que escuché el endeble sonido del click al destrabarse. Mire hacia atrás para asegurarme de que no había despertado a nadie, y al asegurarme de que no lo había hecho tome una profunda respiración. Entonces abrí la puerta.

Red ||Pausada||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora