El baile [parte 1]

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El rítmico sonido de the killers retumbaba en cada pared de la casa. Podía sentirse la alegría y el entusiasmo por el evento que estaba a menos de ocho horas de ocurrir, incluso tía Dane tarareaba las canciones y movia su cabeza al ritmo de la música. El día se sentía animado, el pueblo entero se sentía diferente, y no pude dejar de preguntarme que tenía este baile de especial, pero cuando le preguntaba alguna de las dos Ricci las dos se limitaban a responder que era algo que a la gente del pueblo le gustaba hacer. Si, yo como que no me tragaba eso. Sin embargo, no me quedó más remedio que callar y someterme en silencio a las horas de peine y fijador que tanto Lessa como Sarah se habían empeñado meter en mi.
Así ocupamos el resto del tiempo tras el desayuno:tomando baños, y posteriormente peinando y maquillando una a la otra, cosa que aplicaba solo a sarah y a Lessa, puesto que yo no sabía una mierda sobre eso.
Me había tomado mi tiempo bajo el agua fría de la regadera, dejando que mi mente se perdiera entre todos mis revoltosos pensamientos. Para cuando salí del cuarto de baño envuelta en una toalla gruesa eran ya las cinco, según el reloj y los gritos perforadores de Sarah. Suspire, y comencé con todo el proceso de secarme y desenredar los nudos recien mojados de mi cabeza.
Me había secado ya totalmente cuando Sarah entró en la habitación con una sonrisa y una larga bolsa negra entre las manos. Presione mis labios y me imaginé lo que contendría aquella bolsa negra: mi vestido. Había querido salirme con la mía y hacer uso del hecho de que no tenía un vestido para no tener que ir al dichoso baile, pero entonces aquí estaba mi adorada prima, con el vestido que usaría esa misma noche.
-No tengo elección, ¿cierto?-inquiri, tras soltar un suspiro resignado. Sarah sonrió y negó con la cabeza.
-no, anda, pontelo -dijo, extendiendo el vestido hacia mi. Presione de nueva cuenta mis labios juntos y tome la prenda entre mis manos, haciendo mi camino directo al baño. Una vez allí saque la tela fuera de la bolsa y lo puse sobre mi cuerpo sin dentenerme demasiado en él. La suavidad de la tela cubrió mi piel, y me sorprendió lo extremadamente comodo que este vestido era.
Exhale, y sali del baño alizando la tela sobre mi vientre. La sonrisa de Sarah me hizo titubear y casi sonrojarme, desde que ella me veía como si yo fuera alguna clase de maravilloso personaje ficticio.
-¿que?
-tienes que mirarte-dictaminó, y me dirigió justo frente al espejo, donde mi reflejo me devolvió inmediatamente la mirada.

Santo. Dios.

El vestido era...simplemente hermoso: straple, ceñido perfectamente a cada una de las curvas de mi cuerpo con un brillante adorno en la parte izquierda de mi cintura, por encima de la elegante y un tanto discreta avertura que iniciaba desde la mitad de mi muslo hasta el final del vestido. La tela caía hacia abajo desde mi cintura con soltura, y el color azul del vestido conseguia hacer resaltar el iris de mis ojos, haciendo que estos se vieran de un azul tan electrizante y profundo como pocas veces había visto. Me veía realmente bien en él, tenia que admitirlo.
- Sabia que te encantaría-Sarah habló suavemente detras de mi al ver como había enmudecido de pronto. La miré por encima de mi hombro, regalandole una sonrisa aturdida.
- Es... hermoso -susurre en respuesta, mirando una vez más mi apariencia en el espejo.
- Es tuyo -Ella dijo, y yo me volví hacia ella con el ceño fruncido, sin comprender- . Bueno, mamá me lo dio especialmente para ti.
Asenti, acariciando la tela sobre mi estomago. No iba a empezar con el discurso tan cliché de que no podía aceptarlo, por que la verdad era que me encantaba ese vestido, y además sabía que tia Dane jamas me permitiria darle un no por respuesta. Ya le daría las gracias personalmente.
Me volví de nuevo hacía mi propio reflejo, apreciando la forma en que el vestido hacía resaltar cada curva de mi cuerpo. Detalle cada parte de mi, y cuando paré sobre mi maraña de cabello suelto suspire.
- ¿Crees... que puedas ayudarme con esto? -levanté un mechón de mi cabello entre los dedos sonriendo un poco. Sarah, encantada me devolvió la sonrisa.
- Por supuesto -asintió, encaminandose hasta mi con una expresión encantada. Yo sabía que ella siempre había querido jugar con mi cabello.

Red ||Pausada||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora