CAPITULO 8

3.8K 363 110
                                        


COMPROMISO.

|Sara Stone|

—No pierdas tu tiempo hablando con ella. Vamos a otra mesa — dije.

— ¡No! — se zafó de mi agarre abruptamente — Esta perra me va a escuchar. Ha venido hasta mi a decirme que...

—Sara, no hagas un escándalo — musité irritado — Todos nos miran.

Miró a su alrededor cuidadosamente. Y agradecí quebrada comprendiera.  Suspiró y después me miró arrepentida. Se aferró a mi mano y decidió seguirme.

— ¿De verdad crees qué Leonardo se casará contigo? — pero estaba claro que Clarisa no lo dejaría pasar.

Sara se detuvo de golpe y apretó con  fuerza  mi mano. No conforme con eso, se giró hacia ella y la miró con rabia.

Estaba realmente furiosa.

—¿Y tu qué sabes de nosotros? — preguntó manteniéndose molesta.

— Él no es hombre de compromisos y su prueba de ello es lo mucho que duro comprometido con Amelia. Lo mismo pasará contigo.

— ¿Cómo es que volviste, Clarisa? —  cuestioné amargamente.

Me había encargado de mandarla lejos de la ciudad a cargo de la administración de un rastro. Conseguí que no fuese contratada por parte de ninguna de las empresas más importante de todo Córdoba.  ¿Qué hacía aquí?

Ignoró mi pregunta.

— Han pasado tanto tiempo juntos y todavía no te das cuenta de que Leonardo no es un hombre de compromisos.

— Estas tan equivocada, chula — respondió Sara con una calma exagerada. Soltó mi mano y caminó con suma seguridad hacía Clarisa, cuando hace un rato no podía caminar sin que se le doblaran los tobillos. — Tal parece que no lo podemos mantener más en secreto después de todo —. Me miró de reojo.

Todo el mundo estaba atento y para mi desgracia, no tenía ni idea de lo que fuese a salir de aquella boca tan problemática. Pues estaba convencido que algo se le había ocurrido.

—Sara — Murmuré impaciente. — Déjalo ya.

— Leonardo y yo nos vamos a casar en un mes. — finalizó con convicción.

El silencio reino el lugar y como era de esperarse, Clarisa se quedo en blanco. No, yo también lo estaba. ¡¿Pero qué carajos?!

— Así es, Leonardo Pereira me propuso matrimonio —  le gritó en la cara — No una, sino más de tres.

— Sara, ya basta, amor. — dije intentando parecer despreocupado. Pero en el fondo estaba enfadado y ese enfado crecía cada vez más. Pues todos nos miraban.

— Además, para que te quede claro — dio dos pasos más hacia ella y como si fuera posible, se paro de puntitas para poder alinear sus rostros — ¡Ya tenemos dos bebés! No uno, ¡dos!

Bien, ya había sido suficiente.

La tomé del brazo y la llevé conmigo en dirección al auto. No podía permitir que hiciera más el ridículo. No podía otra vez aguantar sus... Actitudes inmaduras.

¡ELLA ES MI DESASTRE! ™ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora