Capítulo 45

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TAEHYUNG

Estaba nevando.

Eran aproximadamente las tres de la mañana y no había podido pegar un ojos después de que desperté en los brazos de Jimin, producto de haber llorado tanto.

No podía dormir, y tampoco quería hacerlo. Bokshil en cambio sí lo hacía plácidamente a los pies de la cama, respirando con tranquilidad. Cada día crecía más y más, ya pesaba a la hora de cargarlo, y ya no podía dormir en mi pecho porque me sofocaba. Me sentía orgulloso sin embargo. Pude salvarlo de la calle.

Suspiro sentandone en la cama de mi habitación, y cruzo las piernas mirando fijamente hacia la ventana. Abrazo la almohada contra mi pecho.

Hechaba de menos a Jungkook. Extrañaba sus ojitos bambis, su toque posesivo sobre mi cuerpo, extrañaba jugar con su cabello y con sus mejillas, extrañaba contar sus tatuajes y acariciarlos, sus besos y la forma en la que sus dientecitos de conejo sobresalían a la hora de comer.

Quería llorar, pero ya no me quedaban más lágrimas. Y llorar no me iba a servir nada, llorar no me iba a traer a Jungkook de vuelta.

Alcanzo mi teléfono y comencé a ver fotos de ambos, sonrío con tristeza y me detengo en una en particular. Jungkook dormía plácidamente sobre el sofá del penthause, vestido con un hanbok gris y unos calcetines de Iron Man. Su cabello estaba desparramado sobre un cojín, sus labios hacían un pucherito tierno al mismo tiempo que sus ojos se mantenían cerrados. Se veía adorable y pequeño incluso con el piercing en su ceja, incluso si sus brazos, al estar flexionados, se le le marcaban los músculos producto del ejercicio que hacía diariamente, se veía bonito.

Bonito y sexy.

Trago saliva y no sé cuánto tiempo miré la foto fijamente. Pero fue el suficiente como para que mi corazón se acelerara y me llenara un sentimiento de nostalgia. Yo también debía ir a terapia, porque...

Porque aún seguía en shock, muchas personas se preguntarían: "¿Cómo puedes amarlo incluso después de todo lo que ha hecho?" La respuesta aún no la tenía clara del todo, pero sabía y sentía que Jungkook sí se arrepiente, y eso no fué su culpa. Apenas era un niño que había pasado por mucho. Y no, no le tenía lástima. De hecho, lo admiraba.

Lo admiraba porque supo mantenerse en pie, porque incluso si dolía, él supo sonreír. Pero... Le dejó una huella muy grande que se extendía por todo su ser, un trauma que lo tomaba del cuello y lo obligaba a mantenerse en la celda de prisión. Sin poder salir del todo. Un hoyo profundo sin salida.

Jungkook estaba atrapado en su recuerdo. Hay recuerdos que te hacen débil, pero nadie dijo que olvidarse de todo era sencillo. Hay veces que tu vida te persigue sin que puedas evitarlo y quizás ese sea precisamente el problema: Olvidar. O al menos hacer el intento. Porque la única verdad es que somos nuestros recuerdos, y cada uno de ellos, mejor o peor, te convierte en la persona que eres. Hagas lo que hagas, aunque hayas cambiado de vida, de aspecto, de nombre los recuerdos siempre, siempre estarán de tu lado. Y los más importantes e impactantes nunca se pueden olvidar.

Pero Jungkook era una persona fuerte que conservaba conciencia y control de sí mismo. Me lo demostró cuando exclamé la palabra de seguridad en medio de su ataque.

Era increíble y triste al mismo tiempo. Y ahora muchas cosas tenían sentido para mí. ¿Como es que pudo soportar ese nudo tan grande en la garganta por tanto tiempo? ¿Cómo lo hizo?

-Has pasado por tanto...-susurro aún mirando la foto. Dejé mi teléfono de lado y caminé hacia el baño arrastrando los pies. Encendí la luz y me miré en el espejo.

Me veía pálido y con ojeras debajo de mis ojos. Mis rizos caían con desorden alrededor de mi cara y la pequeña barba iba tomando posesión de mis mejillas.

CEO Jeon. [KookTae] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora