Capítulo XIX Final de un camino inicio de otro

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Ya habían pasado seis meses desde aquel suceso, Fabrizio estaba en el patio leyendo una revista cuando Zaizet lo llamó: -Ya es hora.

Fabrizio lo miró y sin decir nada se encaminó a su celda, cuando entró no pudo evitar sentir melancolía al verla vacía, se acercó a Kozlov que estaba de pie dándole la espalda, así que lo abrazó sonriendo porque lo había sobresaltado.

-Nos están esperando-comentó Kozlov acariciando los brazos que le abrazaban.

-Aquí te conocí-susurró Fabrizio.

Kozlov se dio la vuelta para abrazarlo de frente, estaba experimentando la misma melancolía que su niño.

-La primera vez que te vi me pareciste un patán-dijo divertido Fabrizio.

Kozlov enarcó las cejas y luego rió suave- tú a mi me pareciste un angelito perdido- dijo para luego besarlo delicadamente.

-Aquí comenzó nuestra historia pero aquí no va a terminar- le susurró al romper el beso y echó a andar tomándolo de la mano para que lo siguiera.

Así abandonaron Zozobra en medio de una noche clara de luna llena y partieron a Budapest, su nuevo hogar, en los prados de un viñedo de verdes pinos con aromas frescos.

La estancia de Kozlov en Zozobra había sido temporal, él solo estuvo seis meses en esa prisión como parte de un plan para vigilar a uno de sus principales socios, cumplido el objetivo nada le ataba ahí, eso le hacía pensar que su encuentro con Fabrizio estaba predestinado y por eso su amor nunca se extinguiría, le encantaba pensar en eso pero jamás se lo diría a Fabrizio, estaba seguro de que el pequeño granuja no lo dejaría en paz con sus bromas.

Cuando llegaron a la bella casa de inmenso jardín Kozlov tiró de la mano de Fabrizio pegándolo a él y justo cuando este pensó que lo iba a besar el mayor susurró con voz ronca:- Cásate conmigo.

Los ojos celestes de Fabrizio temblaron de emoción y con la voz frágil de un pajarito dijo:-sí quiero.

y se fundieron en un beso despreocupado sin importarles las miradas de los hombres de Kozlov quienes los veían con sincera alegría.


Fin.



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