💛𓆉︎ 3. 𝗦𝗲𝗿 𝘀𝗶𝗻𝗰𝗲𝗿𝗼 𓆉︎💛

375 36 8
                                    

A pesar de que parecía estar un poco mejor que al principio, España todavía no se encontraba del todo bien. E Italia sintió que iban hacia atrás cuando el menor, que casi había conseguido recuperarse de forma algo decente, volvió a hundir la cara en su pecho para llorar.

El más alto suspiró levemente, abrazándole para intentar calmarle. Le acarició con algo de vergüenza el cabello. Se sorprendió mucho cuando el español levantó la cabeza para mirarle y habló. Le sorprendió mucho lo que dijo.

—¿Me prometes que no se lo contarás a nadie si te digo lo que me pasa? —quiso saber el menor. Se encogió un poco, haciendo una muy pequeña mueca, al parecer de dolor. Italia se preocupó un poco pero continuó abrazándole.

—Claro que sí —se limitó a responder, preguntándose qué ocurriría. 

No le quiso presionar, sino que dejó que el menor se tomara su tiempo para calmarse un poco y hablar.  Le escuchó con atención cuando lo hizo.

—Es que... Hay una cosa en la que soy diferente a los demás y eso no me gusta. Y no se lo puedo contar a nadie, porque sé que, si lo hiciera... Todos se reirían de mí, o dejarían de hablarme, o... —se movió un poco entre los brazos de Italia, incómodo y sin mirarle—. Porque... Porque es que... Hay algunos países que, aunque seamos hombres, también tenemos la regla y... Y...

Italia se quedó algunos segundos callado, y al ver que el menor volvía a alterarse y a llorar un poco más, suspiró un poco y le abrazó con más fuerza, tratando de que dejara de sentirse así de mal. Aunque sabía perfectamente que sería difícil. 

—Pero ser diferente es bueno —habló el más alto, aunque se arrepintió de inmediato. España acababa de decirle que odiaba ser diferente y él le había respondido que eso era bueno—. Al menos la mayoría de veces. Y, aunque no lo fuese, ¿Qué problema hay? No creo que se vayan a reír de ti, tan sólo tienes que saber a quién contárselo y a quién no.

—Ya —respondió España, sin mover un músculo—. Pero me fastidia mucho que, mientras todos están en el salón pasándoselo bien, yo tenga que estar en un baño, solo, llorando y con dolor de barriga porque odio cómo soy.

—No te preocupes —respondió Italia, pegándose más a él—. Me puedo  quedar contigo, si quieres. No me apetece beber, ahora mismo nadie me hace caso y por muy bien que me caiga USA, no puedo estar a su lado porque terminaré bebiendo sí o sí. 

España permaneció algunos segundos callado, sin saber qué decir o qué responder. Al menos Italia no se había reído de él ni había empezado a burlarse con que estaba sangrado como una niña.

—Gracias —se limitó a decir el menor, abrazándole con  más fuerza que nunca.

𝗔𝗺𝗼𝗿𝗼𝗺𝗲𝘁𝗿𝗼 ♥︎𓆉︎♥︎ España x ItaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora