Italia se había aburrido mucho esta tarde, pues España le había pedido que cuidara a su gato Michi durante dos horas en las que él tenía que hacer unas cosas muy importantes, ya que Noruega y Argentina no estaban (gracias al cielo) y no quería que su gato montara líos estando solo en casa.
El felino parecía haberle agarrado cariño bastante rápido, porque lo único que hizo en toda la tarde fue tumbarse a su lado y maullar continuamente para pedir que el italiano le acariciara, mientras ronroneaba todo el tiempo.
Aunque al menos fue una tarde tranquila, pues no se quería ni imaginar cómo habrían sido las cosas si hubiera tenido que aguantar a Argentina durante dos horas.
Finalmente, llegó el momento que Italia jamás pensó que llegaría: cuando España llegó a casa. La tarde se le había hecho realmente aburrida, y se había extendido como un chicle hasta el punto de que las dos horas habían sido como cinco.
España sonrió tiernamente en cuanto vio a su gato, Michi, correr hacia él con un maullido. A continuación, el gato frotó su cuerpo contra las piernas de España, llenando sus pantalones de pelos blancos, mientras ronroneaba y era acariciado por su dueño.
Italia, en cambio, se mantuvo quieto y sin decir nada durante todos esos segundos, hasta que España levantó la cabeza y miró al italiano, sin borrar su sonrisa.
—¡Hola! —saludó, con alegría—. ¿Cómo se ha portado Michi?
—Genial —respondió Italia, sonriendo un poco—. Ha estado toda la tarde durmiendo, sin exagerar.
España se rio un poco antes de agarrar al gato siamés en brazos y dejar todas las bolsas sobre el sofá, dándole besos al felino, que no dejaba de maullar.
—Muchas gracias por cuidar a Michi —le dijo España, dejando por fin al siamés en el suelo. Italia se encogió de hombros con timidez y comenzó a dirigirse hacia la puerta.
—No hay de qué.
Abrió la puerta principal de la casa y se giró para mirar al español antes de despedirse. Él tenía la esperanza de poder quedarse un poco más con España, pero la idea de volver por fin a casa no era tan mala.
—Bueno... Eh... Adiós.
Sonrió con nerviosismo, sin saber exactamente qué decir o qué hacer. Se dio la vuelta con algo de rapidez, dispuesto a irse de aquella casa.
Le sorprendió mucho notar que España le agarraba del brazo. Sin que al italiano le diera tiempo de decir nada, el menor le obligó a girarse hacia él y a continuación, le abrazó con fuerza, hundiendo su cara en el pecho de Italia.
El más alto no pudo evitar sonrojarse, mientras notaba su corazón a mil por hora. El abrazo duró algunos segundos, e Italia supo que tenía que devolverle el abrazo.
Pero al final, tras unos pocos segundos más, España terminó separándose de Italia, con una gran sonrisa tierna y un leve sonrojo en las mejillas.
—Ahora sí, ya te puedes ir.
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𝗔𝗺𝗼𝗿𝗼𝗺𝗲𝘁𝗿𝗼 ♥︎𓆉︎♥︎ España x Italia
Romance➪ ¡ 𝗘𝗹 𝗺𝘂𝗻𝗱𝗼 𝗻𝗲𝗰𝗲𝘀𝗶𝘁𝗮 𝗺𝗮́𝘀 𝗘𝘀𝗽𝗮𝗻̃𝗮 𝘅 𝗜𝘁𝗮𝗹𝗶𝗮 !