—Me niego a comer más —dijo Alemania, con un suspiro. Tanto él como Rusia, España e Italia sabían que en aquel restaurante no se quedarían con hambre, pero la cantidad de comida que les habían servido era inhumana—. ¿Y si mejor nos vamos a casa?
—A mí me parece bien —respondió España, levantándose de la mesa con una repentina energía. Se le veía algo nervioso, pero por mucho que los otros tres preguntaban el motivo, el español siempre les respondía que estaba perfectamente.
Rusia también se levantó, siendo seguido por Italia y Alemania. Después de pagar durante unos minutos, por fin consiguieron salir del restaurante. Italia le dirigió una mirada a la bolsa que España llevaba en la mano desde hace un rato. Sabía que no iba a conseguir que el menor le dijese nada, pero igualmente quiso preguntar.
—¿Qué es esa bolsa? Llevas toda la tarde aferrado a ella como si tuvieras miedo de que te la quitaran —señaló el italiano. España se encogió de hombros, manteniendo la intriga.
—No pienso decir nada...
Italia le devolvió la sonrisa con algo de timidez y siguió andando hacia adelante. Apenas pasaron unos minutos hasta que Alemania tuvo que alejarse del grupo para llegar hasta su casa, y apenas un rato después, ocurrió lo mismo con Rusia, hasta el punto de que España e Italia fueron los únicos en quedar.
El silencio que había entre ellos era excesivamente incómodo, aunque al menos no tardaron mucho en llegar hasta el sitio en el que los caminos de ambos se sepaban. Italia se giró para mirar a España, al parecer con la intención de despedirse de él con timidez. Incluso tenía las mejillas algo rojas. Abrió la boca para hablar, pero España se le adelantó.
—Espera —llamó el español, sonriendo tiernamente. El sonrojo del más alto aumentó un poco y le devolvió la sonrisa, esperando a que el menor continuara hablando—. ¿No quieres que te de una cosa?
Italia no pareció entender a lo que se refería durante los primeros segundos, pero después cayó en la cuenta de que se refería a lo que fuese que había en la bolsa que llevaba.
—¿Por qué tendrías que dármela? —quiso saber Italia, sin entender exactamente por qué España tenía que darle un regalo si no era ninguna fecha importante.
—Tú me diste uno hace una semana.
—Era tu cumpleaños.
—Bueno —cortó España. Le tendió la bolsa pequeña con emoción y sin dejar de sonreír tiernamente. Italia aumentó su sonrisa y agarró la bolsa. De dentro de ella sacó una enana bolsa blanca que abrió con cuidado, como si temiera romper lo que había dentro.
No pudo evitar sonreír plenamente cuando vio que el regalo de España era una pulsera de color negro y adornada con pequeños diamantes blancos. España, por otra parte, tenía las mejillas aún más rojas, y se notaba que realmente estaba emocionado con la idea de haberle hecho un regalo.
Italia no se pudo aguantar más y le abrazó con fuerza durante algunos segundos.
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𝗔𝗺𝗼𝗿𝗼𝗺𝗲𝘁𝗿𝗼 ♥︎𓆉︎♥︎ España x Italia
Romansa➪ ¡ 𝗘𝗹 𝗺𝘂𝗻𝗱𝗼 𝗻𝗲𝗰𝗲𝘀𝗶𝘁𝗮 𝗺𝗮́𝘀 𝗘𝘀𝗽𝗮𝗻̃𝗮 𝘅 𝗜𝘁𝗮𝗹𝗶𝗮 !