28 años

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El traje espacial era grande y pesado, e incluso aunque no se podía sentir ni siquiera la calidez del otro de ninguna forma, Senku y Kohaku unieron sus manos durante el despegue y durante gran parte del viaje hasta la estación espacial.

Ryusui gritó como un niño emocionado al despegar, Kohaku no pudo evitar las lágrimas, y Senku no dejó de sonreír por ni un solo segundo, también sintiendo sus ojos cristalizarse inevitablemente, pero haciendo lo posible por disimularlo.

Avanzaron y avanzaron hasta que pudieron apreciar la curvatura de la Tierra, los continentes, el inmenso océano y nubes gigantescas amontonándose a la lejanía… era lo más hermoso que ninguno de ellos había visto jamás…

Dejaron atrás su planeta hogar y tuvieron frente a ellos la vastedad del espacio exterior, las estrellas más allá de la atmosfera terrestre… más brillantes y numerosas que nunca.

Llegaron a la estación espacial, reuniéndose con cuatro astronautas profesionales de Rusia, Estados Unidos y España. Solo estarían cinco días arriba, y pensaban aprovecharlos al máximo.

Ryusui empezó a dar volteretas como un niño por todas partes, haciendo reír a los profesionales, mientras que Senku y Kohaku unieron sus manos y se impulsaron con el suelo para llegar a la ventana circular sobre sus cabezas, la más grande que había, pegando sus rostros al cristal para contemplar la belleza del universo.

—¿Sabías que sería así? —Kohaku seguía con sus ojos aguados, sin importarle verse poco profesional, superada por sus sentimientos—. ¿Podías imaginar que sería así de hermoso? Incluso desde niños… ¿alguna vez lo soñaste así? Porque yo no. Esto es mejor que cualquier sueño… Mucho mejor.

—Claramente no, mi pobre imaginación nunca podría haberle hecho justicia a esta vastedad. —Rio suavemente—. Todo es más hermoso aquí arriba… Todo. —La miró, a lo que ella le devolvió la mirada con una sonrisa divertida.

—¡Oigan, parejita! ¡¿No quieren ver dónde dormirán? —El español interrumpió su momento al verlos con los rostros casi pegados, provocando que el resto de la tripulación le dieran codazos de reproche.

Senku y Kohaku solo se rieron, empujándose del techo con las manos para impulsarse y bajar con el resto del equipo.

A pesar de que formalmente fue solo como un turista espacial, Senku de todos modos quiso hacer su propia investigación aprovechando que estaba en el espacio, llevó todo un equipo de computadoras y varias cosas con las que quería hacer pruebas, y estuvo babeando de emoción sobre todos sus cálculos y muestras, siendo tan dedicado y excelente en su trabajo que hasta los astronautas profesionales se impresionaron, preguntando por qué no se dedicaba a eso profesionalmente.

—Mi resistencia es una mierda, no soy muy confiable para ninguna empresa ni departamento gubernamental. —Rio divertido—. Por eso hice mi propia empresa y pude viajar con el entrenamiento de un turista, porque sé mis propias limitaciones. Pero eso no quiere decir que en el futuro no vaya a volver, ya sea con este mismo método o como profesional, mi situación podría cambiar. No me importaría volver apenas pueda. —Miró con emoción a las estrellas fuera de la estación espacial.

Nada estaba escrito, y sí se daba la ocasión amaría volver a la estación espacial o bien… incluso más allá de esta. Solo el tiempo lo diría.

Pero, a donde quiera que fuera, le gustaría poder ir junto a Kohaku.

Más tarde, cuando todos dormían, se sentaron junto a uno de los ventanales, mirando a la Tierra con expresiones igual de fascinadas que la primera vez.

Sueños CompartidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora