Capitulo 1. El regreso.

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Todos luchamos con nuestros propios demonios a diario, esos que atormentan nuestros propios pensamientos y nos obligan a llevar una vida gris o nublada, porque si, ellos están ahí para nublar tus pensamientos, para no dejarte ver mas alla de lo negativo o no lo entenderías nunca, hasta que lo vivieras.

Cierro el pequeño diario y suspiro dramáticamente cuando lo guardo en mi maleta. 
 
-¡Vamos Mish, tenemos que darnos prisa!.

La voz de mama se escucha desde la primera planta. Finjo no escucharla mientras reviso a propósito con demasiada lentitud las cosas que llevo en mi maleta.

-¡Que te des prisa!-Salto de un golpe cuando Malena abre la puerta de mi habitación con su alboroto.

-¡Que ya voy, no vez que no he terminado!.

Sin mi permiso entra y se deja caer en la cama, con una sonrisa estampada en su cara.

-No puedo creer que vayamos a volver a Maladad después de tanto tiempo.  

-No entiendo que tiene de emocionante, aquí estamos perfectos, volvernos ya no tiene sentido.

-Vamos a reencontrarnos con tanta gente Mishell.

Alardea emocionada y sale despavorida, no sin antes pedirme que me diera prisa.

Termino por hacer mi maleta y me siento en la cama.

Es justo por lo que no quiero volver, porque no quiero reencontrarme con nadie. El solo pensarlo me hace presa del pánico, y me descoloca tanto, porque he superado muchas cosas, he puesto empeño en ello y tengo miedo que todo eso se vaya de la nada.

-¡Mishell Antonella, te prometo que si en este instante no te reúnes en el comedor con el resto de la familia, te meterás en problemas!.

-¡Mamá! no me llames de esa forma-Grito horrorizada al escuchar mi nombre completo.

-Sal de tu habitación.

-Si señora.

Obedezco a Mamá en modo militar y me uno con mis hermanas en el comedor, efectivamente todos están listos, de hecho tobby también lo esta.

-Luana hermanita, ¿Porque tu perro viajara con nosotros?, ¿no han sido suficientes todo los juguetes que llevas?.

Mi hermana pequeña sonríe y me convence de llevar a su feo perro.

Serán varias horas de viaje, así que nos acomodamos en nuestros asientos.

Mis dos hermanitas menores van profundamente dormidas, en cambio yo no he podido hacerlo.

-Te vas a quedar sin uñas.

Despego la vista de la ventana y observo a mi madre conducir y dejo de hacerlo.

-Supongo que son los nervios-Me encojo de hombros.

Hablar con mi madre sin tapujos es de lo mejor que he aprendido hacer, la terapia ayudo mucho a la confianza exterior.

-Veras que no es tan malo estar de vuelta-Sonríe y se enfoca en la carretera.

Espero que no sea tan malo, ya no soy la misma chica, he aprendido mucho.

-Vamos Mish, la abuela esta preguntando por ti.

Mi hermana me sacude sin suavidad alguna y me obliga a despertar, no se en que momento logre hacerlo, pero es bueno...

Cuando vuelva a salir el sol. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora