Capitulo 17. La borracha

80 3 1
                                    


-¿Que estas haciendo aquí a mitad de la noche?.

Sus ojos inyectados en sangre parecen no reconocerme. Debo ser honesta; estoy preparada para su rechazo. Se toma unos instantes observándome desde su posición mientras permanece sentada en el borde de la avenida.

-Oh, eres tu Mishell.
Se ríe y luego el hipo la delata, esta borracha.

-Has tomado mucho, ¿no crees?

-Aun no termino mi botella.
Señala la botella de licor a medio terminar en su mano.

-Hace frío, vamos dentro.

-¿Para qué?

-Vamos, lo hablamos dentro es muy peligroso estar fuera a estas hora.
Quiero reprenderla, pero me contengo, eso la alejara de mí y terminara peor. Se ve vulnerable, sus cabellos caen como cortina a ambos lados de su cara y es cuando noto las lagrimas que empapan su rostro.
Me arrodillo hasta estar frente a ella en su posición y la envuelvo entre mis brazos, cuando creo que me rechazará, sollozos escapan de sus labios.

-¿Porqué...ah?-No respondo, solo dejo que diga lo tenga que decir, incluso si quiere decir lo mucho que me desprecia-¿Porque tenia que irse?, ¿porque no pudo cuidar mejor de él?. Sabes, lo odio tanto, por hacernos esto.

Sus palabras salen con mas dificultad y el llanto arrebatador le corta un poco la respiración. Quiero ayudarla. Sobo un poco su espalda para que pueda calmarse y en su descuido arrebato la botella de licor y la guardo dentro de mi abrigo.

-Vamos dentro por favor.
Susurró.
Para mi sorpresa asiente y aunque le cuesta mucho ponerse de pie lo conseguimos, la ayudo a entrar a casa con cuidado sin hacer gran ruido, hasta llegar a mi habitación.

-¿Quieres que te traiga algo?.

Ella sonríe, no es una risa burlesca o sarcástica es sincera como las que ella solía darme.

-Siempre queriendo hacer todo por demás.

Ignoro ese recuerdo que acaba de darme y vuelvo a preguntarle.
-No-no me dejes sola. Por favor.

-Esta bien.
La ayudo a deshacerse sus zapatillas, y aunque quiero hacerle muchas preguntas, la dejo tranquila. Ella descansa sobre la pequeña cama de mi dormitorio, y deberas que tengo muchas preguntas. Comienzo a caminar de un lado a otro, pensando que hacer, como la llevo a casa, o de que forma puedo ayudarla.
El sonido de un móvil resuena por todas partes, es el de ella. Reviso los bolsillos de sus vaqueros y lo encuentro, son mensajes de; su madre y de...Natan.
¿Porque me siento como si estuviera ayudado a encubrir un crimen?. Mierda tan solo ver su nombre me ha puesto nerviosa. ¡Estoy mal!
Para mi desgracia el movil vibra en mi mano y esta vez no es un mensaje, es una llamada, de...¡Natan!
Mierda...mierda...mierda.
¿que hago?.
Respiro profundo y descuelgo.

-¿Ho-hola?.

-¿Donde coño te has metido?. El tono de su voz es suave, pero deja ver la molestia que tiene en ella.

-Yo-yo...

-¿Quien habla?. Ya no se siente suave.
Respiro, por favor no puede ponerme así de nerviosa solo a travez de la linea.
Eres fuerte, vamos, vamos.

-Soy...Mishell.

-¿Mishell?, ¿como coño tienes este puto telefono en tus manos?-Me hielo por completo al escuchar su molestia sin limite-Contesta maldita sea.

-¡Oye!, No tienes que insultarme, ¿de acuerdo?, lo tengo por que Steff esta aquí en mi casa.

-¡¿Como es que la tienes en tu casa?!, ¡¿Que mierda le has metido en la cabeza?!

Cuando vuelva a salir el sol. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora