-¿Mishel?.
-¿Byron?.
Mi voz sonó tan consternada como la suya, casi entre la sorpresa y confusión. Como si de repente te encontrases al personaje de película de terror que creías muerto (y ya habías superado), vivo de la nada. No por malo, solo...que no me acordaba de él.
Me quedo quieta en mi lugar, vagando en los recuerdos de cuando íbamos en el mismo grupo de amigos y que de hecho lo éramos, pero él se fue antes de ese verano y culmino ese año escolar lejano a todo lo que sucedió. No me atrevo a avanzar y darle un corto abrazo por lo menos, porque no se que tanto sabrá de la historia en la que soy una villana incapaz de dar un puñetazo.
Las luces externas del bar lo iluminan y puedo observarlo un momento, lo años le han sentado, y ya no se ve como un adolescente de secundaria, tampoco un vejete, alcanzó algunos centímetros (¿o fui yo quien busque la dirección de la tierra?), músculos resaltan de la playera blanca ajustada y el contraste de el tinte blanco en su cabello con las cejas espesas negras le da un toque llamativo, y todo eso en general lo hace lucir atractivo.Para mi misma sorpresa da un paso hasta mi con una sonrisa en sus labios y me envuelve en sus brazos, confirmando lo de los músculos, siendo capaz yo misma de sentirlos en mi cara y contra mis manos cuando le devuelvo el abrazó.
-Tanto tiempo sin verte. ¿Como has estado?.
Habla dando un paso atrás rompiendo todo contacto.-Bien. ¿Tu como has estado?.
-Feliz de estar de vuelta.
-Oh, mmm...¿cuando...ya sabes, volviste?.
-Hoy, hace una hora.
-Oh, eso es increíble.
-Si, lo es.
La sonrisa contagiosa en sus labios, me sobrepasa, porque todos están feliz aquí y soy la única que quiere marcharse cuanto antes.
Un ruido a un costado de nosotros capto mi atención, pero no necesito girarme al recordar como antes con solo ver a Byron o Jaime, empezaba a buscar al único que faltaba y sabia que estaba cerca porque siempre estaban juntos eran como una extensión entre ellos mismos.-Aquí estas, dame lo que sobr...
Natan aparece en medio de ambos, ignorándome o realmente sin notar mi presencia porque a medida que lo hace las palabras van bajando de tono hasta que se silencia totalmente.
Da medía vuelta hasta darme una vista fija de él. Su mirada despectiva me hace sentir diminuta, y al segundo me parece mas interesante aquella piedra cerca a mis sandalias. Me armo de valor y me despido de Byron con una media sonrisa, y él me corresponde, paso por un lado, dispuesta a volver al bar.-¿Quieres compañía preciosa?.
Una voz áspera me corta el paso. Un chico alto, delgado, de piel morena, me sonríe despegando su espalda de la pared hasta estar enfrente de mí, impidiéndome el paso. Quisiera decir que no estoy asustada, pero si lo estoy, no al punto de la histeria, pero si un poco nerviosa. Él aspecto del chico no grita algo bueno, pero intento no centrarme en juzgar su apariencia.
-Estoy bien sola.
Intento parecer fuerte, las personas entran y salen a unos metros del bar, y coches aparcados cerca me dan suficiente valentía para gritar si es necesario.Sonríe, y veo el metal brillando a un lado de sus pantalones, y una capa de sudor cubre inmediatamente mi cuerpo.
-Estarás mejor conmigo. Déjame acompañarte.
Prefiero no responder y entrar. Pero vuelve a cruzarse cada vez que lo intento.
-Déjame en paz, ¿Quieres?.
Estoy apunto de decirle que puedo ser capaz de gritar, pero...
-Déjala Milton.
El chico sonríe abiertamente y mira por detrás de mi hombro.
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Cuando vuelva a salir el sol.
Teen FictionMishel tiene un pasado que superar, un pasado que quiso dejar en su antigua ciudad, pero que aun la sigue persiguiendo a donde quiera y va. Este verano su familia deberá volver a lo que todos llaman casa, pero ella solo quiere volver huir de allí...