Capitulo 6. Una nota

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-Basta Tobby.
El perro de Luan no deja de intentar mordisquear mi mano, obligándome a salir perezosamente de debajo de las gruesas sabanas.

El día de hoy no estoy de mucho ánimo y por lo tanto Malena me esta remplazando en el Café y el resto de la familia se ha ido a conseguir un lugar para tener a Luan ocupada, solo quedamos Tobby y yo, que no tenia pensado de salir de la cama hasta que el perro de mi hermana se la ha estado montando en grande en mi habitación.

-Esta bien, voy a por comida para ti, pero después me dejas en paz.

Estoy agotada física y mentalmente, y quisiera culpar al trabajo de poco días en el restaurante, pero se que no lo es. Anoche después de escuchar a Natalia contarme alguna de las cosas por las que Natan tubo que pasar por mi culpa, llore como nunca antes lo había hecho pensando en él y lo mucho que quisiera cambiar las cosas, pero ya no puedo. Y como siempre, tampoco fui capaz de contarle a otra persona que fuese mi psicóloga realmente como me sentía, solo puede asegurarle que no iba a volver a cruzarme en su camino y que no me sentía bien por ello.

Solo recordar todo lo que me contó arruga tanto mi corazón.
-El día que te fuiste Natan enloqueció por completo, te buscó, te llamo, te mando miles de mensajes, fue a casa de tus abuelos, de tus padres, donde solías estar, a tus trabajos y cuando por fin entendió que te habías ido y que no ibas a volver por mucho tiempo Natan...él tomo tanto tanto, que dos días después lo encontraron a la orilla de una carretera muy muy golpeado, él estuvo en coma por una semana, estábamos muy asustados acabábamos de perder a Jayme y no soportaríamos que el también...ya sabes. Dos semanas después salió de la clínica nunca supimos lo que en realidad le sucedió , ya no salía, no hablaba, no comía, luego a los meses empezó a salir de nuevo, pero fue en exceso, siempre estaba de fiesta o incluso drogado, hasta que su hermano mayor vino por él y lo llevo a Italia, pudieron controlarlo un poco más y esta lejos de ser el mismo Natan que algún día conociste, pero se le mira mejor, pero en estos días él de nuevo a estado ausente, se ha alejado de Cam la chica con la que se esta conociendo y puede ser algo mas que sus ligues, y la ultima vez que lo vi me pareció que estaba drogado de nuevo, y así estaba actuando cuando no sabia como lidiar con lo que sentía por ti.

Esta mañana hice una llamada a Andrea mi psicologa, le conte todo lo que Natt me habia dicho.
-Tu también estuviste luchando por tu vida esos dias Mishell. Estubiste durante un mes internada y tu cuerpo guarda las secuelas aun y no quiero sonar mal ni nada, pero recuerdas la frase que leímos una vez; "tu estabas sufriendo, pero como no vieron actos de tristeza no te creyeron".

Alimento a Tobby y me quedo sentada en el taburete de la cocina. Ojeo el diario sobre la mesa; "cuando el sol vuelva a salir". Anote cosas que quiero hacer cuando eso suceda. De verdad espero que el sol vuelva a salir algun dia para mi, tengo tanto miedo dejarme vencer por mi misma.

Hazle una nota.
Recuerdo el consejo de hoy, voy por papel y lápiz para dos cartas. Una de ellas no estoy muy segura de querer entregarla por la promesa que hice anoche a Natt de no cruzarme en su camino.

Empiezo a escribir todo lo que siento en ella, aunque de vez en cuando deba parar.

-Cuatro, siete y ocho, cuatro, siete y ocho. Vamos sabes como lidiar con esto, no estas en peligro, no estas peligro, puedes manejarlo vamos, vamos.

Steff, ni siquiera se por donde empezar, yo realmente quiero pedirte disculpas y se muy bien que no las merezco y que probablemente nunca lo mereceré...

Cuando termino mi rostro esta empapado, pero se siente tan bien escribir lo que pasa por nuestra cabeza.
Ojalá alguien pudiera ver las banderas de ayuda que constantemente están en mi frente y alguien pudiese ayudarme, que no tenga que hablar, que solo alguien pueda verme a los ojos y entender como me estoy rompiendo a pedazos, como no tengo fuerzas para continuar.
No puedo, y no poder es mi mayor miedo, por que se cual es la solución y me aterra, muchísimo, tengo miedo de perderme a mi misma, de no ser capaz de salir algún día de este hueco en que nadie parece verme.
La gente suele dar sermones acerca de lo malagradecidos que somos todo el tiempo, que nos quejamos por que queremos otra vida y no somos agradecido con lo que tenemos y otros no, no se trata de eso, ojalá alguien pudiera entenderlo sin vivirlo, ojalá pudieran entender lo que se siente intentar lidiar con los demonios que aparecen de la nada y te hacen un ser que se odia a si mismo, lo que es buscarle el sentido a algo que no lo tiene y que le ponemos empeño por que conocemos la solución a cuando eso pasa, y con ese deseo constante luchamos, porque seria una salida fácil, pero la opción de defraudarnos a nosotros mismos.

Subo a mi habitación y me visto con algo rápido, agua helada y unas bolsas de te en mis ojos por varios minutos para que nadie note que estuve llorando.

Camino un par de cuadras, hasta que por fin me detengo frente a una casa que conozco muy bien y antes de pensármelo toco el timbre.

-¡VA!.

Steff.

De acuerdo Mishel, una cosa a la vez te hará salvarte a ti misma.
Respiro profundo o eso intento porque el aire no me llega a los pulmones.

Después de segundos, unos ojos marrones y cabellos castaños bastante desordenado carasteristicos de Steff están frente a mi, su mirada despectiva me hace dudar por un segundo.

-¿Podemos hablar?-Pregunto.

-Ya, ahora quieres hablar.

-Si, yo tengo algo que decirte.

-Pues que te has tardado mucho, ¿no crees?

-Steff, porfavor.

-Stefani, para ti, es Stefani.

-De acuerdo, Stefani, ¿tienes un segundo para que hablemos?.

Pone los ojos en blanco, pero se hace a un lado para que pase.

-Entra.

-No tardare mucho, yo solo...quiero disculparme con tigo, toma-le tiendo el papel-sabes que nunca fui buena con las palabras, pero si...

-Escribiendo, lo recuerdo.

-No soy muy buena tampoco, pero se me hace menos complicado, yo quiero pedirte disculpas, lo...lo lamento mucho, todo esto, lo que paso con tu hermano, lo que hice, yo...toma es mejor que leas, y que te sepas que no quiero presionarte ni nada, solo disculparme.

Su mirada desconfiada recae sobre el papel que le estoy tendiendo, lo recibe para dejarlo en la encimera.

El olor a vainilla y cafe me hacen sentir segura y en casa por unos minutos, en que ambas nos observamos en silencio.

-Debo irme.

-No hace falta que lo menciones, ya se que lo harás.
Comenta a las malas, causando una pulsada en mi cabeza.

-Lo siento.

-Es lo único que sabes decir y hacer.

Trago, porque no se que mas decir o hacer, por esto solo doy media vuelta y salgo de su casa.

Estoy cansada de sentirme tan despreciable, de odiarme a mi misma, de no encontrar luz en nada, de sentirme vacía y sin sentido.

Cuando vuelva a salir el sol. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora