Capitulo 10. El cementerio

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¿Nerviosa yo?...
Pff...para nada.

Abrazo mi cinturón de seguridad por décima vez e intento respirar pausado para que él no sepa de lo nerviosa que estoy.

¿Que hago aquí?, en su auto, respirando el mismo aire que él.
Mierda si, estoy nerviosa.

¿Pero como se supone que deba relajarme?, si lo tengo tan cerca, y a la vez tan lejos, si se ve jodidamente sexy conduciendo.

Aparto la mirada de él, y me concentro en la vista.
Quiero pronunciar alguna palabra para romper este tenso silencio desde que me he subido a su camioneta, pero no soy capaz.

-Llegamos.
Su voz suena neutra, lo que me hace entender que mi presencia no genera absolutamente nada en él, lastima que yo no pueda decir lo mismo. Lo imito, bajando del auto. A fuera tengo muchas incógnitas, la primera es; ¿Donde estamos?.
Estoy en un frío y solitario estacionamiento pese a que es verano, un par de coches estacionados y un tenebroso aspecto es lo único que invade este sitio, sin decir ninguna palabra lo sigo por el centro del mismo hasta las afueras, donde finalmente llegamos...

-¿El cementerio?-No pude evitar decirlo en voz alta, llamando su atención, que es dirigida a mi por primera vez desde que nos subimos a la camioneta.
Con las manos metidas en los bolsillos delanteros de los vaqueros y la mirada mas triste que algún día vi en él, asiente. No se a donde quiere llegar o que quiere realmente hacer-¿Porque?.

-No lo se, solo quiero estar aquí...con él...contigo.
Mi corazón da un vuelco rápido y comienzo a sudar.

Su mirada atraviesa la mía por unos instantes, y no se porque siento un extraño deseo de abrazarlo.
Asiento y avanzamos, unos minutos más tardes, estamos frente a esta realidad que nos duele a ambos, quizás en distintas medidas pero finalmente no deja de doler de todos modos.

Jaime Dallas.

No puedo evitar que se me nuble la vista.
Y me cuesta mas de lo que pensé que esto suceda de esta forma y con él a mi lado, que me hace sentir tan culpable de nuevo.
Observo su perfil un momento, de nuevo su manos en sus bolsillos y su mirada perdida en el horizonte.

Me pongo de rodillas frente a la tumba y limpio algunas flores muertas.
-Hola Jai.

Lo escucho suspirar tristemente y cuando giro a verlo su rostro tiene una sonrisa ladina que no llega a sus ojos.
-Seguro esta revolcándose ahí dentro por vernos juntos de nuevo.

Mi corazón se acelera con ese juntos de nuevo, pero necesito calmarme.
Sonrió, y él también.

-Ven.
Palmeo a mi lado en el césped para que se siente, lo hace.
¿Quién eres y que hiciste con Natan?.

De alguna manera se que esto no es real, que es de momento y por una emoción que lo sobrepasa, yo misma las he vivido. Tengo miedo del momento en que esta burbuja se rompa, me aterra la emoción que me causa esta sensación de estar así, de estar con él.
Pero quiero vivirlo, quiero que lo hablemos, quiero lo sanemos, ambos.

Nos quedamos en silencio por varios minutos, supongo que cada uno en sus propios pensamientos, relajantes, para nada incomodos como creí o como en el auto.

-¿Has venido a verlo desde que volviste?.

Su pregunta me toma por sorpresa, pero quiero ser honesta.

-Cada día.

-Toma.

Me tiende un pequeño estuche negro.
Lo miro extrañada, sin embargo lo recibo. Dentro guarda...¿unos audífonos?. Lo observo con el seño aun mas fruncido.

Cuando vuelva a salir el sol. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora