Capitulo 5. Dificil.

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Tomo un par de respiraciones profundas mientras le doy la espalda a Mamá.
Aprieto los labios, en cuanto giro y la enfrento.

-Bien, acepto.

-¡Si!-Mamá aplaude y forma un pequeño baile de la victoria.

-Pero tengo condiciones.

-Adelante, menciónalas.

-Numero uno, quiero un salario justo. Numero dos, solo serán dos semanas y será suficiente para sacar adelante tu negocio, si sucede, maravilloso, me voy a casa y buscas a alguien que se apersone de él. Y si no, es tu decisión, pero me dejas volver a casa.

-Esta bien, confío en ti. Eres una cerebrito, y puedes con todo.

Bufo, mientras observo como se quita el delantal del uniforme, recoge sus cosas y planta un beso en mi cabeza antes de salir del restaurante.
Hoy es un día tranquilo a diferencia de lo que han sido esta semana desde que se abrió, el restaurante ha tenido una buena aceptación de todo Maladad, hasta el punto de convertirse en la euforia del momento. La gente esta loca con los platillos que prepara mi madre y no los culpo, mi madre es una gran chef.
Observo a un par de chicas, devorar unas hamburguesas y otros jóvenes mas degustar de un cafe.

La campanilla casposa que se ha colocado a la entrada de la puerta, como idea de mi hermana Malena me tiene nerviosa, pero anuncia la llegada de otro cliente.

Suspiro ruidosamente para que Mara me escuche.
-Esa campanilla es una tortura, cuando mama se olvide de ella voy a quitarla.

Mara se ríe y niega con la cabeza, es una chica muy mona, y me alegra que se mamá la haya contratado porque lo necesitábamos ambas partes.

-Tortura o no, es tu turno por atender una mesa.

Le dedico una mala mirada en forma de broma antes de asegurar muy bien mi delantal, asegurar mi libreta de pedidos y donde causalmente tengo escrito lo que debo decir a los clientes, por que aun no me lo aprendo y me cuesta emitir sonido delante de desconocidos, para pasearme entre las mesas hasta dar con la persona que acaba de ingresar.

-Buen día, señor. ¿En que puedo servirle?, puedo ofrecerle el menú, bebidas, postres o algo mas que...-Levantar la vista de mi libreta a sido un gran error, el mundo acaba de quedar paralizado y yo muda.

Es él...su cabello esta mucho mas oscuro que hace tres años y pese a que sus razgos se ven mucho mas maduros, aun parece el adolecente del que...me enamore hace tres años.

Su teléfono esta encendido en la pagina de mensajería, teclea rápidamente con el ceño fruncido por lo concentrado que esta utilizando su movil, esta ignorando categóricamente mi presencia, y mi cobarde interior ruega porque toda su atención siga en su aparato y no note mi presencia, pese a que estoy temblando y tengo muchas ganas de llorar por la suya. Mis piernas flaquean, y siento como empieza a faltarme el aire y los latidos de mi corazón retumban en mis oídos.

-Un-comienza mientras despega con lentitud la vista del movil y su voz se va disipando-café.

Parpadea con lentitud y asombro, sus labios de abren ligeramente, pero lo controla en una fina linea, su ceño esta muy fruncido mientras nos miramos. Y parecen largas horas, cuando en realidad apenas llevamos pocos segundos. Me pierdo durante ese tiempo en ese gris profundo de sus ojos, pero no lo permito mucho tiempo, como podría después de todo lo que le hecho.

-Y-ya...t-trai-igo su pedido.

Quiero llorar, pero también quiero abrazarlo.
Giro aun temblorosa sobre mis talones y corro a la cocina. Cuando llego con la espalda pegada a la puerta me deslizo hasta estar sentada, con las rodillas pegada al pecho.

Cuando vuelva a salir el sol. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora