Capitulo 2. Encuentro uno.

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Estoy segura que es mas de la media noche, he abierto la pequeña ventana de la habitación y tumbada de lado en mi antigua cama puedo observar como lo hacia antes a la luna, redonda y brillante, y dejo que el viento se cuele en la oscuridad del cuarto.

Respiro y me giro sobre mi espalda, apenas llevo un día en este lugar y ya han vuelto a revivir todos los demonios, y lo que es peor yo misma le estoy dando el poder de ser moustros gigantes que me hacen sentir diminuta.

Tenia muchos meses sin problemas para dormir, ni siquiera hoy me ha servido el estupido diario que uso para desahogarme de toda esta mierda.

Busco en el cajón al lado de mi cama los audífonos para silenciar un rato a mis pensamientos con buena música.

-No, venga ya, que no me los pude haber dejado olvidados, si siempre los cargo conmigo.

Será una tontería, pero me gusta conservar algo especial que me recuerde siempre a las personas que mas quiero a todas partes conmigo.

Y estos audífonos son un recuerdo especial, de una persona que no esta mas en mi vida, pero fue importante.

-Mierda, me los habré dejado en el cementerio.

Busco algo rápido en mi armario, vaqueros, zapatillas deportivas y una sudadera. Estoy apunto de cometer la mayor locura de mi vida.

Por suerte el vigilante del cementerio ni ha notado mi entrada fugaz, todo esta muy iluminado y no es tenebroso, es un alivio, de lo contrario ya estuviese desmayada del miedo.

Voy directo a el lugar donde estuve gran parte de la tarde. Pero una figura, me hace mantenerme quieta con una lejanía segura.

Se escucha el llanto débil de una chica. Steff.
No puedo evitar preocuparme, es ella, su melena castaña se mueve con el viento, dejando ver su rostro. No debería estar aquí a esta hora.

-Han pasado años y aun no puedo...entender por que te fuiste-Su voz se corta por el llanto, pero puedo entender lo que dice-No tenias necesidad de irte tan pronto, debiste cuidar mas de ti, siempre cuidaste-Llanto-¡Cuidaste tanto a los demás tonto, pero no te cuidaste a ti, y yo te extraño, si estuvieras aquí me dirías que hacer!.

Contra todo pronostico decido ir ayudarla, tal vez no sea la persona indicada. Aprieto los puños a mis costados, mi amiga llora desconsoladamente frente a la tumba de su hermano, a mitad de la noche.
Doy un paso al frente, pero alguien pasa por delante de mi, sin notar mi presencia y se acerca a ella.

-Steff, ¿Que estas haciendo aquí?.

De nuevo esa voz. Me quedo sumergida en la oscuridad muy cerca de ellos. No logro visualizar el chico porque esta algo oscuro donde están y la capucha de su sudadera cubre parcialmente su rostro.

-Vamos Steff, tu madre esta desesperada, en casa.

-No Natan-La voz de mi amiga se quiebra al tiempo que yo me congelo al escuchar su nombre-Yo...n-no puedo, l-lo extraño mucho.

Steff llora desconsoladamente de rodillas en el piso, mientras él la sujeta por los hombros. Y logra ponerla de pie, me paraliza ante la imagen que tengo ante mis ojos.

Las dos personas que destruiste por tu egoísmo.

-Tu madre, esta preocupada Steff, no deberías hacerle esto. ¿Estas borracha?.

-Estoy borracha, triste, enfadada, cansada, angustiada, no se como me siento realmente.

Sus palabras se arrastran y el hipo la delata, no lo había notado.

-Vamos Steff, que te dije del licor.

-No eres la persona indicada para advertirme sobre el alcohol, no tu, que tomas cada vez que la recuerdas.

Cuando vuelva a salir el sol. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora