"¿Cuánto darías por amor?"

162 10 2
                                    

"¿Cuánto darías por amor?"

Wayner

Nací en los 80s y como una persona tímida, aprendí todo lo que pude por mí mismo.

Trate de nunca necesitar de nadie.

De no ser un problema.

Mi padre al enterarse que mi madre se había embarazado de mi la dejo, como todo un cobarde, la mayoría de tiempo trabajaba.

Yo aprendí a cocinar.

Y era buen alumno.

Poco a poco crecí y ya me podía afeitar.

Para los 90s me hacía peinados raros y salía a bailar luego de que mi madre dormía.

Y allí conocí a un chico con pelo rubio.

En la primera noche reímos hasta dolernos el estómago.

Pero no supe su nombre.

En la segunda noche no lo vi.

En la tercera si, volvimos a reír.

Me dio su nombre y su número.

Se llamaba Lucas.

En ese entonces no lo sabía, pero se convirtió en mi pecado.

Me hacía sonreír.

Agitaba mi corazón.

Vi las cosas con más color.

Pero nunca terminamos de conocer a las personas.

Tanto el como yo teníamos secreto.

Luego de un tiempo salieron a la luz y toda la burbuja de amor se esfumo.

Todo colapse.

Todo volvió a ser gris cuando el confeso que iba a morir.

— Dime que tengo que hacer— Digo desesperado, mi corazón late con fuerza, con temor, mientras miro la gran sombra oscura mirarme con sus ojos rojos con diversión.

— Lo harás. — Ríe de forma burlona, sin salir del circulo que lo contenía la bruja.

— Si

—¿Estás dispuesto a dar todo por amor? — La sombra da vueltas en y el silencio se apodera unos segundos.

— Lo estoy. — Afirmo y miro la bruja la cual esta pálida de tanta energía que agotaba.

— Los humanos no dejan de sorprenderme— Ríe y la sombra comienza a ponerse roja, por inercia retrocedo — Lo hare — Dice luego de pensar unos segundos.

—¿Que pedirás a cambio? — Pregunto y aprieto mis manos.

— Luego lo sabrás. — Es lo único que dice antes de desaparecer dentro del círculo.

No sé cómo pude confiar en él.

Todos los demonios son tramposos y esta no fue la excepción.

Así que Lucas vivió, pero no para años como pensaba, sino una semana.

Al invocarlo le reclame, el solo se rio en mi cara.

Se rio de mi dolor.

— Esto no era lo que quería. — Lagrimas salen con rabia, lo invoque yo solo, en mi habitación, estaba tomado y el dolor me consumía, no me reconocía.

— Me pediste más tiempo, no me dijiste cuanto— Escucho su risa de nuevo, se burlaba de mí, yo solo era otro humano que había caído en su juego psicológico — Le di tiempo para que se despidiera como un humano.

— Eres un...

— Di algo que no sepa— Sigue riéndose de mí, aprieto mis manos, no lo podía golpear, sería peor— Ahora nosotros tenemos un trato, ahora debes morir, Wayner, tengo planes contigo.

—¿Qué? — Mi respiración para unos segundos.

— Morirás y será el esclavo de mi hijo. — Afirma y vuelve a desaparecer sin más, me quedo en medio de esa habitación pasmado.

Poco tiempo después morí, un paro a mi corazón vino y colapsé.

Me convertí al igual que muchos que venden sus almas en un esclavo sombra.

Desde ese momento fui condenado a hacer la sombra de aquel príncipe demonio.

Condenado por su padre.

Sin dejar de pensar ni un día del fraude de su padre.

Mi odio iba creciendo sin que se diera cuenta.

Fui condenado por amor.

Fui envenenado por amar.

Él se creía dueño del juego cuando su sombra le se está acercando a él.

Los movimientos pocos a pocos se acabaron.

Solo queda uno.

Tendré su cabeza en mis manos, por mí y por él, aunque eso me provoque la muerte luego, esta promesa si la cumpliré. 

10 segundos ©.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora