XXVIII

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Sebastián

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Sebastián

Alice se alejó con prisa, no me dio oportunidad de terminar de hablar. La sostuve del brazo. Intente obligarla a que me viera, pero se negó. La solté lentamente. Se quedó quieta. Me acerqué y la rodee con mis brazos, con delicadeza, con amor. Ella seguía inmóvil, sin decir palabra.

-Alice, ¿Cómo se te ocurre decir eso? -recargué mi barbilla sobre su hombro izquierdo, disfrutando de su hermosa y exquisita fragancia.

-Fui una tonta. Simplemente olvida mis palabras y regresemos a casa-la retuve poniendo un poco más de fuerza en mi agarre.

-Claro que fue una tontería-ella gruñó-¿Cómo se te ocurre pedir que te diga "Me gustas" o "Te quiero" ¿Acaso te has vuelto loca?-la tomé desprevenida de sus hombros, obligándola a girarse hacia mí.

Bajó la vista. Su largo cabello cubría gran parte de su rostro, yo solo deseaba verla. Tomé su barbilla con delicadeza. Levanté lentamente su rostro. Ella se opuso al principio. Cuando lo conseguí, me sorprendieron sus hermosos ojos humedecidos.

-Alice ¿Por qué lloras? -me preocupé, nunca lo imaginé, en una chica tan fuerte y orgullosa como ella.

-¡Odio que me vean llorar!. Nadie merece mis lágrimas, mucho menos un imbécil.

-Dime, ¿dónde lo encuentro? Ahorita mismo voy y le parto la cara-sonrío ligeramente, segundos después me dio un leve empujón.

Alice era alguien ruda, directa, fría. Después de conocerla descubrías otra faceta que mantenía oculta, la de una chica linda, amable, tímida y emotiva.

-Es evidente que puedo defenderme sola-cruzó los brazos, arrugó la frente, parecía confundida, enfadada.

-Está bien, tranquilízate-elevé mis manos en el aire.

-Me voy a casa-a gran velocidad me coloqué frente a ella-Sebastián, estoy exhausta, y no quiero discutir-me empujó para quitarme de su camino. Intenté alcanzarla, pero era demasiado rápida.

-¿Por qué esa actitud? Así me es difícil hablar contigo.

-No estoy enfadada, sólo cansada.

"Mentirosa". Pensé. Ella se detuvo y me observó con reproche.

-¿Estás enfadada porque no te he dicho que te quiero?-no obtuve respuesta- Alice, lo lamento, no puedo decirte esas palabras, porque son dos palabras insignificantes, insuficientes. No demostrarían mis verdaderos sentimientos hacia ti, porque yo... te amo.

Alma De Un DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora