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Y pensar que era una chica común y corriente

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Y pensar que era una chica común y corriente. Pero después de un terrible y desagradable suceso, mi vida cambió por completo. Entonces tenía veinte años.
Volvíamos a casa después de una reunión familiar. Íbamos por una oscura carretera completamente desierta. La neblina se hacía presente, obstaculizando la visión. Mi padre hacía esfuerzos para mantener el auto estable cuando un hombre se interpuso en el camino. Intentó esquivarlo, pero no pudo, y perdió el control. Nos volcamos.

Desperté desorientada, un poco mareada. Busqué a mis padres y a mi hermana en el auto, pero no estaban. No podía moverme ya que mi cinturón se encontraba atascado. Comencé a gritar para que nos ayudaran. Noté que alguien se acercaba (pensé en mi padre, pero no era él). Cuando se acercó un poco más, pude observar que era un hombre de aproximadamente treinta años.

Tenía unos hermosos y sorprendentes ojos de color miel (idénticos a los míos). Su ropa y rostro se encontraban cubiertos de sangre. Me asuste tanto que permanecí inmóvil, sin palabras. El sujeto, en un movimiento raudo mordió mi cuello. Luego se alejó de mí pronunciando unas palabras, con una voz gruesa y ronca, pero con extraña y cierta dulzura: "Serás un vampiro muy especial".
Mis ojos comenzaron a cerrarse lentamente, obligándome a caer en un oscuro abismo.

Alice

Desperté y la luz del sol me molestaba tanto, tuve que cubrirme nuevamente con las sábanas.

—¿Estás bien? —preguntó la voz de una mujer. No pude observar de quién se trataba, ni el lugar donde me encontraba.

—La luz me molesta—contesté sin destapar mi rostro.

—Espera.

Noté que la luz de la habitación se hacía un poco más tenue. Me descubrí lentamente. Entonces pude ver que me encontraba en un cuarto de hospital y la mujer con la que hablaba era una enfermera.

— ¿Así está mejor? —preguntó amablemente, con una gran sonrisa.

—Sí, muchas gracias.

La enfermera se disponía a salir—¡Espere!—grité, llamando su atención. —. ¿Podría decirme si mis padres y mi hermana están bien?

—Se encuentran bien, con algunos golpes y raspones, pero nada grave. No te preocupes—observé cómo desviaba la mirada, para luego enfocarla en un pequeño mueble de madera. —Un hombre vino y te dejó un sobre y un obsequio.

Cuando la enfermera hubo salido, intrigada, volví a la cama con el sobre en las manos. Lo observé. También había una caja en color negro. Miles de preguntas rondaban por mi cabeza. Decidí actuar. Abrí el sobre y comencé a desdoblar la hoja mientras pensaba en quien la habría dejado. Era muy extraño e ilógico. En estos tiempos ya nadie escribía cartas. Comencé a leerla:

Alma De Un DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora