Capítulo 8

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Al abrir los ojos veo el atardecer asomarse por la ventana de la pared. El lugar está vacío Atenea no aparece e Ikaro mucho menos. Pero cuando termino de pensar eso aparecen con un cadáver a sus espaldas Ikaro lo arrastra mientras Atenea lleva un arco en las manos y unas flechas en la espalda.

― Buenas Tardes, Señor ― murmura Atenea.

Me niega a hablar y cierro los ojos.

― ¿ Estas molesto por lo que sucedió ayer? ― cuestiona levantándome la barbilla, ― Es la necesidad de Ikaro, no podía protegerte...

Sigo en silencio. Me niego a hablar.

― He escuchado rumores ― dice mientras camina en círculos a mi alrededor.

― ¿ Que rumores? ― digo abriendo los ojos, quizás se trate de Joe o Caliel.

― Por fin te haz dignado a hablar ― dice Atenea en tono Victorioso.

― Me han dicho que esperas un hijo... ― Comenta levantando una ceja,  ― Primero dije que era una locura, por que tu eres un hombre, y los hombres ya sabes no pueden tener un hijo. Pero liego me contaron una historia sobre los vampiros y la luz de luna y elixires que casi termine dormida.

―  ¿ Qué más haz escuchado? ― cuestiono.

― Clark está cerca ― murmura.

Sé que no me dirá nada sobre Joe, entonces guardo silencio,  miro a lo estomago y parece estar un poco más grande que desde la ultima vez.

― ¿Tienes Hambre? ― Cuestiona Arena en tono silencioso.

No respondo, trato de poner una posición estricta pero no dura mucho tiempo, Atenea coloca su daga en mi estomago hundiendo lentamente la punta del filoso artefacto.

― Sí, mucha... ― contesto al instante.

Atenea ríe con fuerza y el eco dde su risa inunda el lugar.

― Ahora veo lo que estas cosas. Pueden hacer por las personas, hasta por los vampiros. Todavía no lo conoces y ya lo amas. Es absurdo.

Atenea me quita los grilletes de las muñecas y de los tobillos, caigo al suelo como lo haría un gato y siento mis rodillas lasmimarse.

― Bebe esto ― dice Ikaro lanzándose el cadáver cerca de mí, veo la sangre sobre su pecho y el olor es esquicito.

Niego con la cabeza, pero tengo tanta sed, que no puedo resistirme.

― Lo que nos faltaba Ikaro, un Vampiro vegetariano ― dice Atenea acercándose con pasos fuertes hasta donde estoy.

― No me importa si prefieres ratones, este será tu nuevo alimento ― Las palabras de Atenea me alientan a Hacerlo pero juré que jamás lo haría.

Atenea estira el brazo del cadáver y lo coloca sobre mis labios.

― ¡Muerde!― ordena dándome un puñetazo en la mejilla.

Comienzo a morder el brazo y la sangre que brota del cadáver llena mi boca en segundos de sangre tibia y la sed parece cesar por unos segundos, sigo absorbiendo hasta que no queda una gota alguna en este cadáver, mi visión parece mejorar, y la sangre que corre por mis venas parece acelerarse.

― Necesito Más ― digo mientras siento como en mi interior mi pequeño pide a gritos, sangre humana.


Full MoonWhere stories live. Discover now