Capitulo 7

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Abro los ojos con cuidado lentamente, pero todo está oscuro. Muevo las muñecas y siento una presión gigante inmovilizándome, escucho el sonar de cadenas. En ese mismo momento muevo los pies pero me es imposible, escucho unos pasos acercarce a mi pero por más de que mire a cualquier parte nada es visible sólo la oscuridad... Cierro los ojos y digo en mis pensamientos.

«Joe... Joe... ayúdame... te necesito Joe... salvame»

Pero mis intentos fallan... Joe no responde, la ausencia de su voz me tortura y mis sentidos parecen desvanecerse. Necesito algo de agua, mis sentidos se entorpecen... mi vista se empieza a nublar y de repente las luces se encienden.

Miro a mi alrededor y veo a un hombre de cabello gris plata, musculoso y de apariencia temible tiene los ojos verdes y la piel blanca. El lugar parece una fábrica abandonada, algunas luces parpadean y el techo parece que se derrumbará en cualquier momento. El piso tiene charcos de aceite negro y un aroma a quemado se siente en el aire.

―Por fin despiertas ―dice entre dientes mostrando sus pronunciados colmillos.

Trato de fijar mi vista en él, pero las luces no me lo permiten. El hombre se acerca con pasos firmes y me toma de la barbilla. Me da una bofetada y mis sentidos siguen igual, sin responder, el sabor a sangre se disuelve en mi boca y siento los brazos cansados, bajo la vista y estoy a un metro del piso, levanto la vista y mis brazos son estirados por cadenas unidas a las vigas del techo.

―No lo intentes ―Dice el hombre misterioso esbozando una sonrisa en el rostro.

Sonrío.

―No intentaba hacerlo ― digo pero mis palabras me ocasionan dolores.

―Estarás aquí... un buen tiempo, niño ― se burla el hombre. Pongo los ojos en blanco mientras el sonríe.

―Lo olvidaba, mi nombre es Ikaro, Soy el descendiente de Clark, ojos de luna, Hijo de Félix y Andromeda ―

Miro con recelo y frunzo el ceño.

―Yo soy... Pa... Patrick ―digo con dificultad.

Ikaro suelta una carcajada. ―Pensé que era verdad lo que decían por ahí ― Se cruza de brazos, ―Patrick Stump, el elegido... el chico que derrotó a la mitad de una manada hace semanas.

«¿Semanas?... pensé»

―¿Cuánto tiempo he estado aquí? ― inquiero.

―Lo suficiente ―

―¿Dónde estoy? ― pregunto tratando de safarme.

En ese momento una voz femenina se acerca y pronuncia: ― Estas en el lugar de las pesadillas ―

Trato de girar sobre mis hombros para verla, pero no puedo, mis sentidos se entorpecen de nuevo. De repente se poza frente a mí una mujer de cabellos grises al igual que Ikaro, su figura trabajada y sensual demuestra que se preocupa por la belleza de su cuerpo. El cabello le llega hasta la cintura y trae una coleta... sus botas gigantes producen sonidos escalosfriantes. Mientras camina puedo ver que de su cinturón cuelga una soga plateada, una daga con una piedra verde en la empoñadura y unos machetes pequeños colgados a la espalda.

Mi nombre es Atenea, Cazadora de las bestias tiradas al mundo por los descuidos de Zeus... Hija de Félix y Andromeda.

Miro a su rostro y veo como sus ojos se clavan en mi... su fuerza y furia se notan en la mirada amenazadora.

―¿Qué está pasando?... ¿Porqué estoy aquí?... ¿Qué quieren de mi? ― digo esforzándome.

Atenea saca su daga y juega con ella, lo da vueltas sobre su dedo índice y su piel parece no sufrir daño alguno.

―Te he estado buscando desde hace años Patrick Stump... desde que Clark... ―su voz soñaba entrecortada ― Desde que Clark mató a mis padres... verás, Mi madre fue cazadora y mi padre un antiguo mensajero de los muertos, ( ¿ Mensajero de los muertos? Pensé ) un día mientras mi madre me enseñaba como matar a los pájaros en vuelo,  se escuchamos gritos y estruendos en el Valle de Fixters, un pueblo lejos de españa, en una dimensión paralela; fuimos corriendo y vimos mi hogar hecho ruinas, mi padre estaba tirado al suelo ensangrentado e Ikaro en un rincón con una mordida de lobo en el brazo. Mi madre trato de salvarnos, pero murió a manos del mismo Clark, sus dientes se clavaron en su cuello dejándola muerta al instante.

― ¿ Quién es Clark? Y ¿ Qué quiere de mi?
Atenea sonríe y camina a mi alrededor.

―  ¿ No lo conoces? ― Cuestiona Ikaro desde lo lejos.

Ladeo la cabeza.

― Es un lobo, de una tribu de dos mil años que ha estado esperándote a ti. Desea usar tus poderes como Doem ― comenta Atenea seria, ― Y tengo planeado usarte en mi venganza. Clark está Buscándote, y lo traeré hasta aquí y lo mataré con mis propias manos ―

Observo la pequeña ventana que esta en la pared, se ve el cielo nocturno lleno de estrellas y una luna amarilla se anuncia por el pequeño espacio iluminando un rincón de este lugar.

De pronto veo a Atenea hablando con Ikaro en un rincón oscuro los ojos amarillos miel de Ikaro no se apartan de mi, mientras Atenea sólo se cruza de brazos.

― Dime si sabes dónde está Clark― murmura Atenea.

― No lo sé ― respondo moviendo las cadenas.

Atenea me da un puñetazo en la mandíbula y mis sentidos colapsan.

― Es por tu bien... Si yo no te mato lo hará otro cazador, así que debes decirmelo ― dice furiosa.

Trato de usar mis poderes pero no responden, y Joe no me escucha, tengo tanto miedo, estoy solo en estos momentos, No tengo idea de donde está Caliel, y temo por mi pequeño...

De pronto Ikaro se quita el gran chaleco de cuero oscuro que llevaba, ahora camina en mi dirección en silencio con una mirada algo extraña.

― Mala suerte Patrick, hoy es noche de luna, Ikaro tiene deseos de follar cualquier cosa ― comenta Atenea alejándose.

(¿Follar?- pensé)

Muevo los pies y los brazos y siento el metal apretando con fuerza. Siento a Ikaro a mis espaldas, su lengua recorre el contorno de mi oreja y siento asco, hago movimientos brusco pero no puedo zafarme.

―  Seré bueno, si haces lo que te diga ― dice mientras me besa el cuello. Doy un grito que m nace desde adentro pero es inevitable no sentir repudio hacia este lobo, siento como sus uñas afiladas se aferran a mi cintura.

Antes de que pueda hacer otro movimiento Ikaro me baja los jeans que llevo puestos, comienza a dilatarme con un dedo y no es nada cuidadoso, doy gritos de desgarradores y escucho la risa de Ikaro.

El dolor cesa por unos minutos, pero en segundos siento el miembro de Ikaro en mi interior, trato de moverme una vez más, pero es inútil. Comienzo a llorar y a odiarme a mi mismo, quizás no estuviese aquí si no fuese por Joe, por mis ancestros, pero no hay vuelta atrás sólo soportar por mi pequeño que llevo en mi interior.

Momentos después Ikaro deja de moverse y suelta un aullido parecido al del lobo mientras eyacula con fuerza, y siento el ardor en mi interior.

Ikaro se coloca frente a mi y me mira sonriente, lo miro con desprecio mientras las lágrimas caen por mis mejillas. 

― Buen chico, estuviste genial, muy ruidoso para mi gusto, pero estabas bien sabroso, un regalo de los dioses. Si no estuvieses en los planes de Atenea te tendría como mi puta personal, pero puedo pedirle que me preste su carnada. Te acostumbraras a Ikaro... ― Dice entre risas.

Ilaro se retira del lugar dejándome en la oscuridad de este lugar, contemplo la luna quien me observa desde las alturas mientras cierro los ojos y me adentro en mis sueños.

Full MoonWhere stories live. Discover now