Capítulo 9

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Atenea ha decidido que debemos dejar el lugar y subir a una montaña llamada el viejo búfalo, donde se cree que han visto a la manda de Clark. Es media noche y veo como la luz de la luna se filtra entre los árboles. Los ojos de Ikaro se ven mucho más luminosos que de costumbre.

Vemos a lo lejos una columna de humo levantarse a lo lejos, caminamos lentamente mientras fijamos el objetivo.

Mi plan es seguir a Atenea hasta que tenga contacto con algún río o arroyo o hasta que pueda llover, recuperar mis poderes y escapar. He fingido aliarme a ella para matar a Clark, en realidad sólo me importa mi bebé, Joe y mi padre, nada más.

Al acercarnos puedo sentir el olor a sangre humana, no son lobos, pero creo que son excursionistas, pero mi sed de sangre aún no ha cesado. Al llegar cerca de su campamento, los tres subimos hasta un gran árbol y observamos sus movimientos. Son cazadores, llevan arcos y flechas, dagas y otros artefactos extraños. Tienen un tigre como acompañante y un águila que descanza en el hombro de uno de ellos.

Uno es moreno de cabellos negros, el más pequeño es un veinteañero pelirrojo y el otro es un calvo robusto, de contextura enorme, podría aplastarme en segundos.

Atenea hace una seña a Ikaro y este va de árbol en árbol hasta el otro lado. Mientras yo observo lo que pasa Atenea coloca una flecha en el arco y apunta a uno de los excursionistas. De pronto Atenea da un silbido imitando un pájaro y Ikaro aparece de entre los arbustos y lanza al moreno por una roca.

― Observa ― murmura Atenea quien lanza la flecha y se incruta en el corazón del pelirrojo.

Atenea baja rápidamente y corre en dirección a la fogata.

― Tú cazador, preséntate ― gruñe Atenea.

― Hércules, hijo de Zeus, cazador del olimpo.

Atenea sonríe.

― ¿ A quién estas buscando? ― cuestiona Atenea.

― Ya lo sabes, todos estamos buscando a Clark, mató a mi hijo ― murmura el calvo.

Atenea da una patada al calvo y lo deja inconsciente en el suelo.

Bajo y camino en dirección a los hermanos y veo que dejan libre al tigre, este se incorpora convirtiéndose en un chico de ojos de color miel, de cabellos castaños.

― Gracias, Atenea ― dice haciendo una reverencia. Y mientras ella cerraba los ojos, el joven en plena desnudes se escondía entre los arbustos.

― ¿ Qué era esa cosa? ― indagó mientras veo entre la oscuridad.

― Un cambia forma, un hombre tigre ― concluye Ikaro.

De pronto el olor a sangre me rodea y siento como mi pequeño tiene hambre. Tomo al calvo del brazo y comienzo a succionar de su sangre, la fogata ilumina mi rostro de hambriento y comienzo a reflexionar sobre que estoy haciendo, pero el hambres es más poderoso que el arrepentimiento. Termino con Hércules y voy por el pelirrojo, quien tiene la sangre más dulce que nunca había probado.

― ¿ Por qué los mataste Atenea? ― cuestiono.

― Cazadores, son competencia, yo debo matar a Clark ― dice seria.

― Entiendo, pero ¿qué hace un hombre tigre por estos rumbos?

― Zeus los manda a este plano por que hay demasiadas criaturas en el nuestra tierra ―

― En este mundo las personas son muy despistadas y las criaturas pueden vivir entre ellos sin problemas.

― Pero Clark es una mierda, el debe morir ― dice Ikaro.

― Tienes razón ― murmura Atenea.

― Debemos ir hasta la montaña ― Antes de que amanesca comenta Ikaro.

― ¿ Porqué? ― pregunto mientras tomo las ultimas gotas de sangre del pelirrojo.

― Clark nunca ataca de día, se esconde en la noche ― Atenea parece ansiosa en sus ojos se nota la mirada de furia.

Caminamos entre los matorrales mientras veo como la luna se oculta lenta en el horizonte a nuestras espaldas, sigo observando a mi alrededor pero por desgracia aún no tengo rastros de agua.


Full MoonWhere stories live. Discover now