once

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El ambiente era extrañamente reconfortante, quizás era el hecho que no habían tantas personas como de costumbre. Aún así, la música sonaba bastante alto y mezclado con las risas y voces ajenas, te generaba un sentimiento de familiaridad.

Desde tu posición podías ver el como se formaban pequeños grupos de personas, por un lado estaban los amigos más recientes de Connie, por otro, personas a las que no conocías. Y en donde estabas parada, tus amigos cercanos, los cuales no eran muchos. Ese aspecto no te molestaba a decir verdad, preferías un grupo reducido a uno muy numeroso, donde terminaría por disolverse con rapidez.

Ymir y Yelena hablaban sobre un tema que pediste el hilo hace bastante, ambas compartían el mismo humor y también, la misma personalidad sin filtro. Quizás eso era lo que hacía que se lleven tan bien, aunque no entendías si era eso o el odio hacia cierta persona quien las unió.

—Yo ya le dije —comenzó tu novia y cruzó sus brazos, cerrando los ojos con una leve sonrisa —, donde entran dos, entran tres ¿No, (n)?

—¿Hum? —musitaste fuera de vos misma, siendo una extraña a su aleatoria conversación.

—Yelena dice que si algo pasa entre ustedes, te venís conmigo e Hisu.

—¿Te dió el permiso? —le preguntaste entre risas para mirarla —te debe tener mucha confianza, a mi apenas me deja hablar con mujeres que tengan vibras no homosexuales.

—Tch, eso es encasillar, boba —la de pecas golpeó tu cabeza con un suave golpe lo cual, te hizo aumentar tu risa —. Hablando de Hisu, ¿La vieron?

—Creo que estaba con Sasha, se habrán ido al baño.

—Voy a buscar a mi rubia y ustedes no se vayan a otro lugar, siempre desaparecen de la nada —las apuntó con sus dedos —. Las estoy vigilando.

Se alejó y la observaste cocharse con algunas personas ya que iba de espaldas, esto te hizo rodar lo ojos y luego concentrarte en la mujer frente a vos.

—Así que..¿Me das el permiso de dejarte e irme con Ymir? —le preguntaste arreglando los pliegues de su camisa para subir la vista poco a poco hasta su rostro.

—Tampoco tan así, linda —posó sus manos por tus hombros. Sentiste una suave presión contra tu cuerpo gracias aquel inesperado contacto —. Pero si tuviera que confiarle, no necesariamente de manera románica a mi novia, sería a ella.

—¿Y eso por qué?

—Te cuidaría, incluso mejor que yo.

Sonreíste con algo de extrañes, enterrando tu rostro sobre su ancho pecho, aquel, siempre te causaba cierto confort. Sentías su perfume a vainilla, suave, delicado y muy dulce.

La brisa que entró por una de las puertas, te hizo sentir un escalofríos instantáneo y aquel top de cuello alto y mangas 3/4, no hacía un buen trabajo en resguardarte de la baja temperatura. El aire condensado después de la tarde de lluvias, te había engañado de una manera muy cruel y al poco tiempo, el clima volvió a ser el mismo que de costumbre.

—Tenés las manos frías —comentó luego de tomarlas, viendo todos los detalles de esta y el como tus dedos eran vestidos con tus anillos de cristales. Se atrevió a girar uno de ellos, logrando que ese contacto sea bastante lindo —¿No trágiste algo de abrigo? Hace frío.

—Pensé que no, además iba a arruinar mi outfit.

—Es verdad, me gusta ese top... me trae recuerdos —la miraste con confusión, aún tratando de mostrarte con indiferencia ante ese suceso. Realmente no querías recordarlo —, tu cumpleaños —aclaró.

CASSETTE | hange zoëDonde viven las historias. Descúbrelo ahora