catorce

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—¿Qué? —preguntaste mientras abrías tus ojos y tu boca formaba una no muy disimulada expresión —¿Por qué Hange querría hacer eso?

—Ni idea —respondió Jean mientras pasaba la tira que sostenía la guitarra por sus hombros —, pregúntale...

Rió ante su comentario pero su sonrisa se desvaneció al verte seria y confusa, tratando de asimilar la situación que para muchos era una estupidez. Para vos no parecía más que un sueño, un sueño muy extraño.

—Solo está tratando de ser amable, ya sabés como es, a veces le dan esos ataques de amistad o bondad —conectó el cable al amplificador e hizo sonar un acorde al azar para comprobar si las cuerdas estabas afinadas—. Sería buena idea, vos necesitas trabajo...ella te lo está ofreciendo, no veo lo malo.

—Lo malo es que ella me lo da, ¿Qué diría Yelena?

—¿Se tiene que enterar? —preguntó —es un trabajo, no te está ofreciendo coger o algo por el estilo...

—Claro, después la que se queda sin relación soy yo —dejaste caer tu cuerpo sobre la cama, dejando todas tus extremedidades relajadas.

—Solo es eso, un trabajo, (n). No todo tiene que ser tan dramático como pensás.

El silencio rondó y lo único que hiciste fue mirar a tu alrededor. Su habitación seguía luciendo igual, seguía teniendo los mismos muebles, el mismo aroma, seguías siendo lo mismo, pero distinto. Hasta podías intuir que el polvo que juntaba en el mismo lugar.

—Escuché que Mikasa y Eren están mal —dijo, su vista se bajó y era obvio que quería sacarte aunque sea el más mínimo de información —¿Siguen juntos?

—Jean... —suspiraste y te reincoirporaste, tenía la misma expresión que pensabas —¿Todavía no la superás?

—¿Como hacerlo? —rió de forma sarcástica mientras dejaba salir un suspiro —Mikasa es mi tipo y básicamente mi amor imposible...solo, quiero que ella esté libre —jugó un poco con sus manos, tratando de liberar sus nervios —. Solo quiero ser mejor que Eren y tratarla como se merece.

Lo miraste de forma atenta, sabiendo que tenía algo más para decir.

—Supongo que voy a esperar por siempre a que ella siquiera me hable.

—Jeanboy, Mikasa no es... —rodaste tus ojos, tratando de buscar alguna palabra correcta —buena —completaste finalmente —. Vos lo sos...demasiado.

—Eso no funciona hoy en día —se quejó de forma frustrante. Eso fue suficiente para acércarte hasta donde estaba él y tratar de darle un consuelo mínimo —, parece que solo quieren alguien que las trate mal, que sea un drogadicto, manipulador o abusivo.

Parecía que podía estar todo el día diciendo palabras para atribuirle más acepciones negativas.

—Muchas se comieron el papel de salvadores de las películas. Eso no lleva a nada positivo—reíste y resolviste su cabello —. Sos mucho mejor que todos esos juntos, Jean.

—No me subas la autoestima de esa forma —rió.

—¡Pero es la verdad! —dijiste para tomarlo de la mano y obligarlo a levantarse, él dejó la guitarra a un lado y fue arrastrado por vos hasta el espejo —¿Donde quedó el Jean que decía que era lindo, perfecto, encantador?

Su cuerpo era notablemente más grande que el tuyo, mucho más referido a sus hombros y estatura. Sus hombros anchos que se veían aún más prominentes con su remera sin mangas que se amoldaba a la perfección a su torzo.
Si algo era claro en él, era que el tono en su ropa era igual, la misma gama de colores le sentaba a la perfección en su piel.

CASSETTE | hange zoëDonde viven las historias. Descúbrelo ahora